Eclesiastés 6:2

Hombre á quien Dios dió riquezas, y hacienda, y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le dió facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto vanidad es, y enfermedad trabajosa.

Salmos 17:14

De los hombres con tu mano, oh Jehová, De los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, Y cuyo vientre hinches de tu tesoro: Hartan sus hijos, Y dejan el resto á sus chiquitos.

Eclesiastés 5:19

Asimismo, á todo hombre á quien Dios dió riquezas y hacienda, y le dió también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce su trabajo; esto es don de Dios.

1 Reyes 3:13

Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria: tal, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.

Salmos 73:7

Sus ojos están salidos de gruesos: Logran con creces los antojos del corazón.

Deuteronomio 8:7-10

Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes, de abismos que brotan por vegas y montes;

Deuteronomio 28:33

El fruto de tu tierra y todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y nunca serás sino oprimido y quebrantado todos los días.

Deuteronomio 28:43

El extranjero que estará en medio de ti subirá sobre ti muy alto, y tú serás puesto muy bajo.

Jueces 18:10

Cuando allá llegareis, vendréis á una gente segura, y á una tierra de ancho asiento; pues que Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa que sea en la tierra.

1 Crónicas 29:25

Y Jehová engrandeció en extremo á Salomón á los ojos de todo Israel, y dióle gloria del reino, cual ningún rey la tuvo antes de él en Israel.

1 Crónicas 29:28

Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas, y de gloria: y reinó en su lugar Salomón su hijo.

2 Crónicas 1:11

Y dijo Dios á Salomón: Por cuanto esto fué en tu corazón, que no pediste riquezas, hacienda, ó gloria, ni el alma de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para juzgar mi pueblo, sobre el cual te he

Job 21:9-15

Sus casas seguras de temor, Ni hay azote de Dios sobre ellos.

Salmos 39:6

Ciertamente en tinieblas anda el hombre; Ciertamente en vano se inquieta: Junta, y no sabe quién lo allegará.

Eclesiastés 2:4-10

Engrandecí mis obras, edifiquéme casas, plantéme viñas;

Eclesiastés 4:4

Visto he asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras mueve la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

Eclesiastés 4:8

Está un hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se hartan de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.

Eclesiastés 5:16

Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar al viento?

Lamentaciones 5:2

Nuestra heredad se ha vuelto á extraños, Nuestras casas á forasteros.

Daniel 5:18

El altísimo Dios, oh rey, dió á Nabucodonosor tu padre el reino, y la grandeza, y la gloria, y la honra:

Oseas 7:9

Comieron extraños su sustancia, y él no lo supo; y aun vejez se ha esparcido por él, y él no lo entendió.

Lucas 12:19-20

Y diré á mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, huélgate.

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