Génesis 39:8

Y él no quiso, y dijo á la mujer de su señor: He aquí que mi señor no sabe conmigo lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene:

Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.

Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere dulce á tu alma,

Para librarte de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras;

Porque los labios de la extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;

Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre:

Así el que entrare á la mujer de su prójimo; No será sin culpa cualquiera que la tocare.

Mas el que comete adulterio con la mujer, es falto de entendimiento: Corrompe su alma el que tal hace.

Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.

No se aparte á sus caminos tu corazón; No yerres en sus veredas.

La mujer loca es alborotadora; Es simple é ignorante.

El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más conjunto que el hermano.

Sima profunda es la boca de las extrañas: Aquel contra el cual estuviere Jehová airado, caerá en ella.

Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido