Isaías 2:5

Venid, oh casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová.

Efesios 5:8

Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor: Andad como hijos de luz

1 Juan 1:7

mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Salmos 89:15

Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.

Isaías 2:3

Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.

Isaías 50:10-11

¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.

Isaías 58:1

Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.

Isaías 60:1-2

Levántate, resplandece; que ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.

Isaías 60:19-20

El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.

Lucas 1:79

para dar luz a los que habitan en tinieblas y sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Juan 12:35-36

Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, no sea que os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.

Romanos 13:12-14

La noche está avanzada, y el día está por llegar; desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz.

1 Tesalonicenses 5:5-6

Porque todos vosotros sois hijos de luz, e hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas.

1 Juan 1:5

Y éste es el mensaje que oímos de Él, y os anunciamos; que Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas.

Apocalipsis 21:23-24

Y la ciudad no tenía necesidad de sol ni de luna para que resplandezcan en ella; porque la gloria de Dios la iluminaba, y el Cordero es su luz.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)