¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú á la perfección del Todopoderoso?

Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ­Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!

Todo lo hizo hermoso en su tiempo: y aun el mundo dió en su corazón, de tal manera que no alcance el hombre la obra de Dios desde el principio hasta el cabo.

El cual hace cosas grandes é inescrutables, Y maravillas que no tienen cuento:

El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en potencia; Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.

Grande es Jehová y digno de suprema alabanza: Y su grandeza es inescrutable.

He aquí, estas son partes de sus caminos: ­Mas cuán poco hemos oído de él! Porque el estruendo de sus fortalezas, ¿quién lo detendrá?

En la mar fué tu camino, Y tus sendas en las muchas aguas; Y tus pisadas no fueron conocidas.

¿No has sabido, no has oído que el Dios del siglo es Jehová, el cual crió los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo lo quisiere revelar.

Empero Dios nos lo reveló á nosotros por el Espíritu: porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿quién le instruyó? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,

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