Oíd ahora mi razonamiento, y estad atentos a los argumentos de mis labios.

Y cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó, y les dijo: Oídme, varones de Siquem; que Dios os oiga.

Oíd atentamente mi palabra, y sea esto vuestra consolación.

Por tanto, Job, oye ahora mis razones, y escucha todas mis palabras.

Oíd, sabios, mis palabras; y vosotros, doctos, estadme atentos.

Oíd, porque hablaré cosas excelentes; y abriré mis labios para cosas rectas.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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