Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un hombre solo, que de una tribu y familia de Israel?

Entonces Michâs le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y el ordinario de vestidos, y tu comida. Y el Levita se quedó.

Miradme, y espantaos, Y poned la mano sobre la boca.

Los príncipes detenían sus palabras, Ponían la mano sobre su boca;

Las gentes verán, y se avergonzarán de todas sus valentías; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos.

Si caiste, fué porque te enalteciste; Y si mal pensaste, Pon el dedo sobre la boca.

Y cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo á Eliseo: ¿Herirélos, padre mío?

Y el rey dijo á Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve á recibir al varón de Dios, y consulta por él á Jehová, diciendo: ¿Tengo de sanar de esta enfermedad?

Estaba Eliseo enfermo de aquella su enfermedad de que murió. Y descendió á él Joas rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ­Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de á caballo!

He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.

Y vuestro padre no llaméis á nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos.

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