Pero Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, mujer de Heber el Quenita. Porque {había} paz entre Jabín, rey de Hazor, y la casa de Heber el Quenita.

En los días de Samgar, hijo de Anat, En los días de Jael, quedaron desiertos los caminos, Y los viajeros andaban por sendas tortuosas.

Bendita entre las mujeres es Jael, Mujer de Heber el Quenita; Bendita sea entre las mujeres de la tienda.

Hace que los sacerdotes anden descalzos Y derriba a los que están seguros.

Su vigoroso paso es acortado, Y su propio designio lo hace caer.

Derrama los torrentes de tu ira, Mira a todo soberbio y abátelo,

He visto al impío, violento, Extenderse como frondoso árbol en su propio suelo.

Que la mesa delante de ellos se convierta en lazo, Y cuando estén en paz, {se vuelva} una trampa.

Vierte desprecio sobre los príncipes, Y los hace vagar por un lugar desolado sin camino.

El orgullo del hombre lo humillará, Pero el de espíritu humilde obtendrá honores.

``No hay paz," dice mi Dios, ``para los impíos."

Como cuando uno huye de un león, Y se encuentra con un oso, O va a casa, apoya la mano en la pared, Y lo muerde una culebra.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Las citas bíblicas son tomadas Nueva Biblia de los Hispanos © 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso

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