1 Hijo mío, si recibes mis palabras Y atesoras mis mandamientos dentro de ti, 2 Da oído a la sabiduría, Inclina tu corazón al entendimiento. 3 Porque si clamas a la inteligencia, Alza tu voz por entendimiento; 4 Si la buscas como a la plata, Y la procuras como a tesoros escondidos, 5 Entonces entenderás el temor del SEÑOR Y descubrirás el conocimiento de Dios. 6 Porque el SEÑOR da sabiduría, De Su boca {vienen} el conocimiento y la inteligencia. 7 El reserva la prosperidad para los rectos {Y es} escudo para los que andan en integridad, 8 Guarda las sendas del juicio, Y preserva el camino de Sus santos. 9 Entonces discernirás justicia y juicio, Equidad {y} todo buen sendero. 10 Porque la sabiduría entrará en tu corazón, Y el conocimiento será grato a tu alma; 11 {La discreción} velará sobre ti, El entendimiento te protegerá, 12 Para librarte de la senda del mal, Del hombre que habla cosas perversas; 13 De los que dejan las sendas de rectitud, Para andar por los caminos tenebrosos; 14 De los que se deleitan en hacer el mal Y se regocijan en las perversidades del mal; 15 Cuyas sendas son torcidas, Y se extravían en sus senderos. 16 {La discreción} te librará de la mujer extraña, De la desconocida que lisonjea con sus palabras, 17 La cual deja al compañero de su juventud, Y olvida el pacto de su Dios; 18 Porque su casa se inclina hacia la muerte, Y sus senderos hacia los muertos. 19 Todos los que van a ella, no vuelven, Ni alcanzan las sendas de la vida. 20 Por tanto andarás, en el camino de los buenos Y guardarás las sendas de los justos. 21 Porque los rectos morarán en la tierra, Y los íntegros permanecerán en ella; 22 Pero los impíos serán cortados de la tierra, Y los malvados serán desarraigados de ella.

Las citas bíblicas son tomadas Nueva Biblia de los Hispanos © 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso