Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.

Así que los que somos fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.

Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió para gloria de Dios.

A los débiles, me he hecho como débil, para ganar a los débiles: A todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos.

He aquí, tú enseñabas a muchos, y las manos débiles corroborabas;

Fortaleced las manos cansadas, corroborad las rodillas endebles.

Como pastor apacentará su rebaño; con su brazo recogerá los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; sacará el juicio a verdad.

No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no hicisteis volver la descarriada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia;

Yo buscaré la perdida, y haré volver la descarriada, y vendaré la perniquebrada, y fortaleceré a la enferma. Mas destruiré a la engordada y a la fuerte. Yo las apacentaré con justicia.

porque he aquí, yo levanto pastor en la tierra, que no visitará las perdidas, no buscará la pequeña, no curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas; sino que comerá la carne de la engordada, y romperá sus pezuñas.

El que a vosotros recibe, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.

Y al instante Jesús, extendiendo su mano, trabó de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Y cualquiera que recibiere en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe.

Mirad que no tengáis en poco a uno de estos pequeñitos; porque os digo que sus ángeles en el cielo ven siempre la faz de mi Padre que está en el cielo.

Mejor le fuera si se le atase al cuello una piedra de molino, y se le lanzase en el mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.

De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, a mí me recibe; y el que a mí recibe, recibe al que me envió.

Y no se debilitó en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya como de cien años), ni la matriz muerta de Sara.

Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o sea debilitado.

De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.

Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos con conciencia del ídolo hasta ahora, comen como sacrificado a ídolos; y su conciencia, siendo débil, se contamina.

Recibidle, pues, en el Señor, con todo regocijo; y tened en estima a los que son como él;

Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en vuestra casa, ni le digáis: Bienvenido.

Nosotros, pues, debemos recibir a los tales, para que seamos cooperadores con la verdad.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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