Salmos 123:1

A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos.

Salmos 121:1

Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro.

Salmos 141:8

Por tanto a ti, oh DIOS el Señor, miran mis ojos; en ti he confiado, no desampares mi alma.

Salmos 2:4

El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.

Salmos 11:4

El SEÑOR está en el templo de su santidad; la silla del SEÑOR está en el cielo; sus ojos ven, sus párpados prueban a los hijos de los hombres.

Salmos 25:15

Sámec Mis ojos están siempre hacia el SEÑOR; porque él sacará mis pies de la red.

Salmos 120:1

Al SEÑOR llamé estando en angustia, y él me respondió.

Salmos 113:5-6

¿Quién como el SEÑOR nuestro Dios? El que enaltece su habitación;

Salmos 115:3

Y nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiso ha hecho.

Salmos 122:1

Yo me alegré con los que me decían: A la Casa del SEÑOR iremos.

Salmos 124:1

Al no haber estado el SEÑOR por nosotros, diga ahora Israel:

Salmos 125:1

Los que confían en el SEÑOR son como el monte de Sion que no deslizará; estará para siempre.

Salmos 126:1

Cuando el SEÑOR hiciere tornar la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan.

Salmos 127:1

Si el SEÑOR no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el SEÑOR no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.

Salmos 128:1

Canción de las gradas. Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR, que anda en sus caminos.

Salmos 129:1

Mucho me han angustiado desde mi juventud, diga ahora Israel:

Salmos 130:1

De lo profundo te llamo, oh SEÑOR.

Salmos 131:1

SEÑOR, mi corazón no se ha envanecido, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas maravillosas más de lo que me pertenecía.

Salmos 132:1

Acuérdate, oh SEÑOR, de David, de toda su aflicción;

Salmos 133:1

¡Mirad cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos igualmente en uno!

Salmos 134:1

Mirad, bendecid al SEÑOR, vosotros todos los siervos del SEÑOR, los que en la Casa del SEÑOR estáis por las noches.

Isaías 57:15

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita en eternidad, y cuyo nombre es El Santo, que tengo por morada la altura y la santidad; y con el quebrantado y abatido de espíritu habito, para hacer vivir el espíritu de los abatidos, y para hacer vivir el corazón de los quebrantados.

Isaías 66:1

El SEÑOR dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra, estrado de mis pies; ¿dónde quedará esta Casa que me habréis edificado, y dónde quedará este lugar de mi reposo?

Mateo 6:9

Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre.

Lucas 18:13

Mas el publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, reconcíliame, pecador.

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