Salmos 13:3

Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;

Esdras 9:8

Y ahora como por un breve momento fue la misericordia del SEÑOR nuestro Dios, para hacer que nos quedara escapadura, y nos diera estaca en el lugar de su santuario para nuestro Dios alumbrar nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre.

Jeremías 51:39

En su calor les pondré sus banquetes; y les haré que se embriaguen, para que se alegren, y duerman eterno sueño, y no despierten, dijo el SEÑOR.

1 Samuel 14:27

Pero Jonatán no había oído cuando su padre conjuró al pueblo, y extendió la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a su boca; y sus ojos fueron aclarados.

1 Samuel 14:29

Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado la tierra. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel.

Salmos 5:1

Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía.

Salmos 18:28

Por tanto tú alumbrarás mi lámpara el SEÑOR mi Dios alumbrará mis tinieblas.

Salmos 119:153

RESH Mira mi aflicción, y líbrame; porque de tu ley no me he olvidado.

Salmos 9:13

Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;

Salmos 25:19

Resh Mira mis enemigos, que se han multiplicado, y con odio injusto me han aborrecido.

Salmos 31:7

Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias;

Jeremías 51:57

Y embriagaré a sus príncipes y a sus sabios, a sus capitanes y a sus nobles y sus fuertes; y dormirán sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, el SEÑOR de los ejércitos es su Nombre.

Lamentaciones 5:1

Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido. Ve y mira nuestro oprobio.

Lucas 2:32

lumbre para ser revelada a los gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.

Efesios 5:14

Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará el Cristo.

Apocalipsis 21:23

Y la Ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella; porque la claridad de Dios la ha alumbrado, y el Cordero es su lámpara.

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