Salmos 55:1

Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica.

Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende.

Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía.

SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira.

Oye, oh SEÑOR, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha sin labios de engaño.

No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.

A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro.

Oh Dios, sálvame en tu Nombre, y con tu valentía defiéndeme.

Escucha, oh Dios, mi voz en mi oración; guarda mi vida del miedo del enemigo.

Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece.

SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo humearás tú contra la oración de tu pueblo?

SEÑOR Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob (Selah.)

Escucha, oh SEÑOR, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos.

Respóndeme pronto, oh SEÑOR que desmaya mi espíritu; no escondas de mí tu rostro, y venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.

Guímel: Aun cuando clamé y di voces, cerró mi oración.

Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está sobre aquellos que hacen males.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido