1 «Al Músico principal: Salmo de David» Escucha, oh Dios, mi voz en mi oración; guarda mi vida del miedo del enemigo. 2 Escóndeme del consejo secreto de los malignos; de la conspiración de los obradores de iniquidad; 3 que afilan su lengua como espada, y estiran su arco para lanzar saetas, aun palabras amargas; 4 para asaetear a escondidas al íntegro; de repente tiran contra él, y no temen. 5 Obstinados en su inicuo designio, tratan de esconder los lazos, y dicen: ¿Quién los ha de ver? 6 Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como el corazón, es profundo.
7 Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán heridos. 8 Y harán caer sobre sí sus mismas lenguas; se espantarán todos los que los vieren. 9 Y temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios, y entenderán su hecho.
10 Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en Él; y se gloriarán todos los rectos de corazón.

Reina Valera Gómez (© 2010)