Salmos 86:1

Inclina, oh SEÑOR, tu oído, y óyeme; porque estoy pobre y menesteroso.

Salmos 31:2

Inclina a mí tu oído, líbrame presto; seme por roca de fortaleza, por casa fuerte para salvarme.

Salmos 40:17

Cuando yo estoy pobre y menesteroso, el SEÑOR pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

Salmos 10:14

Tú has visto; porque tú miras el trabajo, y el enojo, para dar justicia en tus manos; a ti se acoge el pobre, tú eres el amparo del huérfano.

Salmos 17:6

Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.

Salmos 34:6

Vau Este pobre llamó, y le oyó el SEÑOR, y lo libró de todas sus angustias.

Salmos 72:12-14

Porque él librará al menesteroso que clamare, y al pobre que no tuviere quién le socorra.

Salmos 102:1

SEÑOR, oye mi oración, y venga mi clamor a ti.

Salmos 102:17

habrá mirado a la oración de los solitarios y menesterosos, y no habrá desechado el ruego de ellos.

Salmos 119:22

Aparta de mí, oprobio y menosprecio; porque tus testimonios he guardado.

Salmos 140:12

Yo sé que hará el SEÑOR el juicio del pobre, el juicio de los menesterosos.

Salmos 142:1

Con mi voz clamaré al SEÑOR, con mi voz pediré misericordia al SEÑOR.

Isaías 37:17

Inclina, oh SEÑOR, tu oído, y oye; abre, oh SEÑOR, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, el cual ha enviado sus mensajeros a blasfemar al Dios viviente.

Isaías 66:2

Mi mano hizo todas estas cosas, y por ella todas estas cosas fueron, dijo el SEÑOR; a aquel pues miraré que es pobre y abatido de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

Daniel 9:18

Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu Nombre; porque no derramamos nuestros ruegos ante tu presencia confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.

Mateo 5:3

Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos.

Lucas 4:18

El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados;

Santiago 1:9-10

El hermano que es de baja suerte, gloríese en su alteza;

Santiago 2:5

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe, y herederos del Reino que prometió a los que le aman?

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