1 «Oración de David» Inclina, oh Jehová, tu oído, y óyeme; porque estoy afligido y menesteroso. 2 Guarda mi alma, porque soy piadoso: Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía. 3 Ten misericordia de mí, oh Jehová; porque a ti clamo todo el día. 4 Alegra el alma de tu siervo; porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.
5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan. 6 Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos. 7 En el día de mi angustia te llamaré; porque tú me respondes.
8 Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay obras que igualen tus obras. 9 Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, oh Señor; y glorificarán tu nombre. 10 Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas: Sólo tú eres Dios.
11 Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; consolida mi corazón para que tema tu nombre. 12 Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón; y glorificaré tu nombre para siempre. 13 Porque tu misericordia es grande para conmigo; y has librado mi alma del más profundo infierno.
14 Oh Dios, soberbios se levantaron contra mí, y conspiración de hombres violentos ha buscado mi alma, y no te pusieron delante de sí. 15 Mas tú, Señor, eres Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad; 16 Mírame, y ten misericordia de mí; da tu fortaleza a tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva. 17 Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, Jehová, me ayudaste, y me consolaste.

Reina Valera Gómez (© 2010)