Salmos 86:1

«Oración de David» Inclina, oh Jehová, tu oído, y óyeme; porque estoy afligido y menesteroso.

Salmos 31:2

Inclina a mí tu oído, líbrame presto; sé tú mi Roca fuerte, mi fortaleza para salvarme.

Salmos 40:17

Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi Libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

Salmos 10:14

Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.

Salmos 17:6

Yo te he invocado, porque tú me oirás, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.

Salmos 34:6

Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.

Salmos 72:12-14

Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.

Salmos 102:1

«Oración del afligido, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento» Oh Jehová, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor.

Salmos 102:17

Habrá considerado la oración de los desamparados, y no habrá desechado el ruego de ellos.

Salmos 119:22

Aparta de mí oprobio y menosprecio; porque tus testimonios he guardado.

Salmos 140:12

Yo sé que Jehová amparará la causa del afligido, y el derecho de los menesterosos.

Salmos 142:1

«Masquil de David: Oración que hizo cuando estaba en la cueva» Con mi voz clamé a Jehová, con mi voz supliqué misericordia a Jehová.

Isaías 37:17

Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, el cual ha enviado a blasfemar al Dios viviente.

Isaías 66:2

Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

Daniel 9:18

Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu presencia confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.

Mateo 5:3

Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el reino de los cielos.

Lucas 4:18

El Espíritu del Señor está sobre mí: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los cautivos: Y a los ciegos vista: Para poner en libertad a los quebrantados:

Santiago 1:9-10

El hermano que es de humilde condición, regocíjese en su exaltación;

Santiago 2:5

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha escogido Dios a los pobres de este mundo, ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

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Reina Valera Gómez (© 2010)