Salmos 89:18
Porque el SEÑOR es nuestro escudo; y nuestro rey es el Santo de Israel.
Salmos 47:9
Los príncipes de los pueblos se juntaron al pueblo del Dios de Abraham; porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy ensalzado.
Salmos 71:22
Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, oh Dios mío; tu verdad cantaré yo a ti en el arpa, oh Santo de Israel.
Génesis 15:1
Después de estas cosas vino la palabra del SEÑOR a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.
Deuteronomio 33:27-29
La habitación de Dios es eterna, y debajo de brazos eternos; el echará de delante de ti al enemigo, y dirá: Destruye.
Salmos 44:4
Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes a Jacob.
Salmos 62:1-2
Al Vencedor: a Jedutún: Salmo de David. En Dios solamente se reposa mi alma; de él es mi salud.
Salmos 62:6
El solamente es mi fuerte y mi salud; mi refugio, no resbalaré.
Salmos 84:11
Porque sol y escudo nos es el SEÑOR Dios; gracia y gloria dará el SEÑOR; no quitará el bien a los que andan en integridad.
Salmos 91:1-2
El que habita en el escondedero del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.
Isaías 1:4
¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos corruptos! Dejaron al SEÑOR, provocaron a ira al Santo de Israel; se tornaron atrás.
Isaías 12:6
Regocíjate y canta, oh Moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
Isaías 29:19
Entonces los humildes crecerán en alegría en el SEÑOR; y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.
Isaías 30:11
Dejad el camino, apartaos de la senda, haced apartar de nuestra presencia al Santo de Israel.
Isaías 33:22
Porque el SEÑOR será nuestro juez, el SEÑOR será nuestro dador de leyes, el SEÑOR será nuestro rey, él mismo nos salvará.
Isaías 43:3
Porque yo soy el SEÑOR, Dios tuyo, el Santo de Israel, guardador tuyo. A Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
Isaías 43:14
Así dice el SEÑOR, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender fugitivos a todos ellos; y clamor de caldeos en las naves.
Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido