37 Versículo de la Biblia sobre el ruego

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y súplica, con acción de gracias.

Exhorto, pues, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres;

orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

y por mí, para que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio;

escucha tú en el cielo su oración y su súplica, y ampara su causa.

Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos.

«Salmo de David» Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia.

Quizá llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se vuelva cada uno de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha pronunciado Jehová contra este pueblo.

siempre en todas mis oraciones, suplicando con gozo por todos vosotros,

Al principio de tus súplicas fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, el asunto, y considera la visión.

Oye la voz de mis ruegos cuando a ti clamo, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.

Habrá considerado la oración de los desamparados, y no habrá desechado el ruego de ellos.

y por la oración de ellos a favor vuestro, los cuales os quieren a causa de la supereminente gracia de Dios en vosotros.

Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.

«Al Músico principal: en Neginot: Masquil de David» Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica.

Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración.

A ti, oh Jehová, clamaré; y al Señor suplicaré.

Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Escucha, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren hacia este lugar, escucha tú desde el cielo, lugar de tu habitación; escucha tú y perdona.

Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, el espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre Él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre Él como quien se aflige sobre primogénito.

ayudándonos vosotros también con oración por nosotros, para que por el don concedido a nosotros por medio de muchas personas, por muchas sean dadas gracias en nuestro favor.

Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu palabra.

y dijeron al profeta Jeremías: Sea acepta nuestra súplica delante de ti, y ora por nosotros a Jehová tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos),

Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y suplicando delante de su Dios.

Orad sin cesar.

Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio y ceniza.

El cual en los días de su carne, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.

Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego, que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo, puede mucho.

Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones.

toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga de su corazón, y extendiere sus manos hacia esta casa;

Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones: Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

Y dijo Faraón: Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis más lejos: orad por mí.

Tú pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.

Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis súplicas.

Con llanto vendrán, y entre súplicas los conduciré. Los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque yo soy Padre para Israel, y Efraín es mi primogénito.

Con todo, tú atiende a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oye el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti: