28 Versículos de la Biblia sobre La persuasión
Versículos Más Relevantes
Y cuando fue bautizada, ella, y su familia, nos rogó, diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa; y nos constriñó a quedarnos.
Y se levantó su marido, y la siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver, llevando consigo un criado suyo y un par de asnos; y ella le metió en la casa de su padre. Y viéndole el padre de la joven, le salió a recibir gozoso;
Y como todo el pueblo viniese a dar de comer pan a David siendo aún de día, David juró, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, si antes que se ponga el sol gustare yo pan, u otra cualquier cosa.
Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los dejaron libres.
Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y la mayoría de ellos no sabían por qué se habían reunido. Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, haciendo señal con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. Pero cuando supieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!Leer más.
Entonces el escribano, cuando hubo apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios ¿qué hombre hay que no sepa que la ciudad de los efesios es adoradora de la gran diosa Diana, y de la imagen caída de Júpiter? Y ya que esto no puede ser contradicho, conviene que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente; pues habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos, ni blasfemadores de vuestra diosa. Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se hacen, y procónsules hay; acúsense unos a otros. Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. Porque estamos en peligro de ser acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.
a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, siendo visto de ellos por cuarenta días, y hablándoles acerca del reino de Dios.
Y subieron de Egipto, y llegaron a la tierra de Canaán a Jacob su padre. Y le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y su corazón se desmayó; pues no los creía. Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo él los carros que José enviaba para llevarlo, el espíritu de Jacob su padre revivió.Leer más.
Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía: iré y le veré antes que yo muera.
Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; y de esta manera los secretos de su corazón se hacen manifiestos; y así, postrándose sobre su rostro, adorará a Dios, declarando que en verdad Dios está en vosotros.
Por cuya causa asimismo padezco estas cosas; mas no me avergüenzo; porque yo sé a quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido que todo lo que Él había prometido, era también poderoso para hacerlo;
Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;
Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados disputó con ellos de las Escrituras, enseñando y exponiendo que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos; y que este Jesús, a quien yo os predico, decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran multitud, y mujeres nobles no pocas.
Y entrando en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo acerca del reino de Dios.
Pues el rey sabe estas cosas, delante del cual también hablo confiadamente. Pues estoy seguro que no ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.Leer más.
Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios, que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!
Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y algunos asentían a lo que se decía, pero algunos no creían.
Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.
Con larga paciencia se aplaca el príncipe; y la lengua blanda quebranta los huesos.
Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Hazme justicia de mi adversario.Leer más.
Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo, al fin me fastidie.
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más suave que el aceite;
Entonces el profeta Jeremías dijo al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías; Jehová no te envió, y tú has hecho que este pueblo confíe en mentira.
Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que dieran muerte a Jesús.
Mas los príncipes de los sacerdotes incitaron a la multitud, para que les soltase más bien a Barrabás.
Entonces vinieron ciertos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.