25 Versículo de la Biblia sobre los ciudadanos

Mas nuestra ciudadanía está en el cielo, de donde también esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo;

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios;

que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Porque de la santa ciudad se nombran, y se apoyan en el Dios de Israel. Jehová de los ejércitos es su nombre.

Entonces Pablo le dijo: Yo de cierto soy hombre judío, de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; y te ruego que me permitas hablar al pueblo.

Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que peregrinare entre vosotros; y lo amarás como a ti mismo; porque peregrinos fuisteis en la tierra de Egipto: Yo Jehová vuestro Dios.

Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de las concupiscencias carnales que batallan contra el alma;

Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido.

Y cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un hombre romano sin ser condenado?

Entonces Pablo les dijo: Nos azotaron públicamente sin ser condenados; siendo hombres romanos, nos echaron en la cárcel; ¿y ahora nos echan secretamente? No, de cierto, sino dejad que vengan ellos mismos y nos saquen.

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

Y respondió el tribuno: Yo con grande suma alcancé esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo la tengo de nacimiento.

Porque no tenemos aquí ciudad permanente, mas buscamos la por venir.

Pedro le dijo: De los extranjeros. Jesús le dijo: Luego los hijos están francos.

Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor: Porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor.

edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

Pero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.

Pero ahora anhelaban una mejor patria, esto es, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les había preparado una ciudad.

Y hablaron por él los hermanos de su madre a oídos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el corazón de ellos se inclinó en favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano es.

Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.

Y reunidos todos los de Siquem con toda la casa de Milo, fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.

Así que, en seguida se apartaron de él los que le iban a interrogar; y el tribuno, al saber que era romano, también tuvo temor por haberle atado.