48 Versículos de la Biblia sobre Tener miedo

No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios, que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.

Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos; que el SEÑOR tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará.

La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Y ya sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme al Propósito son llamados (a ser santos).

De David. El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?

Mira que te mando que te esfuerces, y seas valiente; no temas ni desmayes, porque yo el SEÑOR tu Dios soy contigo en donde quiera que fueres.

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el quemadero.

En la caridad no hay temor; mas la perfecta caridad echa fuera el temor; porque el temor tiene pena; de donde el que teme, no está completo en caridad.

echando toda vuestra solicitud en él; porque él tiene cuidado de vosotros.

Fíate del SEÑOR de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.

No os ha tomado tentación, sino la humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar ; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar.

Porque yo, el SEÑOR, soy tu Dios, que te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudaré.

Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en todo con oración y ruego y acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús.

Dálet Busqué al SEÑOR, y él me oyó; y me libró de todos mis temores.

Echa sobre el SEÑOR tu carga, y él te sustentará; nunca permitará que resbale el justo.

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque (mi) potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré de mis flaquezas, para que habite en mí la potencia de Cristo.

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dijo el SEÑOR, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

pero los que esperan al SEÑOR tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas, como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar (otra vez) en temor; mas habéis recibido el Espíritu de adopción (de hijos), por el cual clamamos, ¡Abba, Padre!

Sean las costumbres vuestras sin avaricia, contentos de lo presente (porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.) De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me hará el hombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno ; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me confortarán.

Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en todo con oración y ruego y acción de gracias.

Es pues la fe, la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.

De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me hará el hombre.

No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el Reino.

Todo lo puedo en el Cristo que me fortalece.

Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis apretura; mas confiad, yo he vencido al mundo.

Dijo más David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y ponlo por obra; no temas, ni desmayes, porque el SEÑOR Dios, mi Dios, será contigo; él no te dejará, ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra del servicio de la casa del SEÑOR.

El día temo, mas yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado, no temeré lo que la carne me hiciere.

Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos.

El SEÑOR está por mí; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.

¿Y quién de vosotros podrá con su afán añadir a su estatura un codo?

Aguarda al SEÑOR; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al SEÑOR.

Y el SEÑOR es el que va delante de ti; él será contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas, ni te intimides.

Al Vencedor: a Jedutún: Salmo de David. En Dios solamente se reposa mi alma; de él es mi salud. El solamente es mi fuerte, y mi salud; es mi refugio, no resbalaré mucho.

En Dios he confiado; no temeré lo que el hombre me pueda hacer.

Al Vencedor: a los hijos de Coré: Salmo sobre Alamot. Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; aunque se traspasen los montes al corazón del mar. Bramarán, se turbarán sus aguas; temblarán los montes a causa de su braveza. (Selah.)

El temor a los hombres es peligroso; mas el que confía en el SEÑOR será levantado.

El SEÑOR se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo : Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia.

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, (el cual da a todos abundantemente, y sin reproche) y le será dada. Pero pida en fe, no dudando nada; porque el que duda, es semejante a la onda del mar, que es movida del viento, y es echada de una parte a otra.

Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estaos quietos, y ved la salud del SEÑOR, que él hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.

Salmo de David. El SEÑOR es mi pastor; no desfalleceré.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia (o rectitud) , porque de ellos es el Reino de los cielos.

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. Y la paciencia consuma la obra, para que seáis perfectos y enteros, sin faltar en alguna cosa.

Así que, no os acongojéis por lo de mañana; que el mañana traerá su congoja: basta al día su aflicción.