17 Versículo de la Biblia sobre el abandono de los amigos
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No dejes á tu amigo, ni al amigo de tu padre; Ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.
Todos los hermanos del pobre le aborrecen: Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra y no la hallará.
Porque Demas me ha desamparado, amando este siglo, y se ha ido á Tesalónica; Crescente á Galacia, Tito á Dalmacia.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Jehová con todo me recogerá.
Has alejado de mí mis conocidos: Hasme puesto por abominación á ellos: Encerrado estoy, y no puedo salir. Mis ojos enfermaron á causa de mi aflicción: Hete llamado, oh Jehová, cada día; He extendido á ti mis manos. ¿Harás tú milagro á los muertos? ¿Levantaránse los muertos para alabarte? (Selah.)Leer más.
¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, O tu verdad en la perdición? ¿Será conocida en las tinieblas tu maravilla, Ni tu justicia en la tierra del olvido? Mas yo á ti he clamado, oh Jehová; Y de mañana mi oración te previno. ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿Por qué escondes de mí tu rostro? Yo soy afligido y menesteroso: Desde la mocedad he llevado tus terrores, he estado medroso. Sobre mí han pasado tus iras; Tus espantos me han cortado. Hanme rodeado como aguas de continuo; Hanme cercado á una. Has alejado de mí el enemigo y el compañero; Y mis conocidos se esconden en la tiniebla.
Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
No erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más conjunto que el hermano.
Has alejado de mí mis conocidos: Hasme puesto por abominación á ellos: Encerrado estoy, y no puedo salir.
Has alejado de mí el enemigo y el compañero; Y mis conocidos se esconden en la tiniebla.
Mató entonces Jehú á todos los que habían quedado de la casa de Achâb en Jezreel, y á todos sus príncipes, y á todos sus familiares, y á sus sacerdotes, que no le quedó ninguno.
Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque son henchidos de oriente, y de agoreros, como los Filisteos; y en hijos ajenos descansan.
Que desampara el príncipe de su mocedad, Y se olvida del pacto de su Dios.
Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron voces en pos de ti. No los creas, cuando bien te hablaren.
Por un pequeño momento te dejé; mas te recogeré con grandes misericordias.