24 Versículos de la Biblia sobre la segunda venida, repentina e inesperada
Versículos Más Relevantes
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Y como en los días de Noé, así también será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así también será la venida del Hijo del Hombre.Leer más.
Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado: Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; y vino el diluvio, y destruyó a todos.
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Y cinco de ellas eran prudentes, y cinco insensatas. Las insensatas, tomaron sus lámparas, no tomando consigo aceite.Leer más.
Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la media noche fue oído un clamor: He aquí, viene el esposo; salid a recibirle. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron, diciendo: No; no sea que no haya suficiente para nosotras y vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras. Y entre tanto que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Pero él, respondiendo, dijo: De cierto os digo: No os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Asimismo también como fue en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó a todos. Así también será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.
Velad, pues, porque no sabéis a que hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese en qué vela el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer que da a luz; y no escaparán.
Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.
el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está lista para ser manifestada en el tiempo postrero.
Porque aún un poco de tiempo, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
Tened paciencia también vosotros; afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí el Juez está a la puerta.
He aquí, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Y yo Juan vi y oí estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Y él me dijo: Mira que no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.Leer más.
Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensúciese todavía; y el que es justo, sea justo todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. Y he aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el postrero. Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para tener derecho al árbol de la vida, y poder entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán afuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira. Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, y la estrella resplandeciente de la mañana. Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente. Porque yo testifico a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro. El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente vengo en breve. Amén, así sea. Ven: Señor Jesús.
Pero acerca de los tiempos y de los momentos, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer que da a luz; y no escaparán.
Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuándo es el tiempo. Porque el Hijo del Hombre es como el hombre que partió lejos, el cual dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo el señor de la casa ha de venir; si a la tarde, o a la media noche, o al canto del gallo, o al amanecer;Leer más.
no sea que viniendo de repente, os halle durmiendo.
Pero del día y la hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre. Y como en los días de Noé, así también será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,Leer más.
y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así también será la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado: Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y Él les dijo: No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
que guardes este mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo: La cual a su tiempo mostrará el Bendito y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores;
Pero del día y la hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre. Y como en los días de Noé, así también será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,Leer más.
y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así también será la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado: Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a que hora ha de venir vuestro Señor.
Pero del día y la hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre.
Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando venga y toque, en seguida le abran. Bienaventurados aquellos siervos a quienes el señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá y les servirá.Leer más.
Y si viene a la segunda vigilia, o aunque venga a la tercera vigilia, y los halla así, bienaventurados son aquellos siervos. Y esto sabed, que si supiese el padre de familia a qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también, estad apercibidos; porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.