Mas porque eres tibio, y no frío ni hirviente, yo te vomitaré de mi boca.

Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni hirviente. ¡Bien que fueses frío, o hirviente!

Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un desventurado y miserable y pobre y ciego y desnudo;

Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón, y el revoltón; mi gran ejército que envié contra vosotros.

Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.

Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se enfriará.

También si dos durmieren juntos , se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo?

Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro,

Y escribe al ángel de la Iglesia de los laodicenses: He aquí, el que dice Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios;

Y salieron del Templo los siete ángeles, que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y blanco, y ceñidos alrededor de los pechos con cintos de oro.

Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.

si nos hubiésemos olvidado del Nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno,

Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.

Y fue el templo lleno de humo por la majestad de Dios, y por su potencia; y ninguno podía entrar en el templo, hasta que fuesen consumadas las siete plagas de los siete ángeles.

¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.