41 Versículos de la Biblia sobre los demonios

Y que tuvieran potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios.

Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Qué nombre tienes? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.

No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi Nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;

Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no querría que vosotros fuerais partícipes de los demonios.

Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir a aquel hato de puercos.

y le rogaron todos aquellos demonios, diciendo: Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.

Y respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; mas vosotros, ¿quiénes sois?

Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala.

Porque son espíritus de demonios, que hacen milagros, para ir a los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.

Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.

Y le respondió Juan, diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera los demonios, el cual no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía.

Y algunos de los Judíos, exorcistas vagabundos, tentaron a invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuramos por Jesús, el que Pablo predica.

Pero el Espíritu dice manifiestamente, que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios;

y algunas mujeres que habían sido curadas por él de malos espíritus y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la cual habían salido siete demonios,

Y saliendo él a tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que tenía demonios ya de mucho tiempo; y no vestía vestido, ni estaba en casa, sino por los sepulcros.

Y cuando él llegó a la otra ribera, a la provincia de los gadarenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino.

Mas los fariseos, oyéndolo, decían: Este no echa fuera los demonios, sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.

Y si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

Y algunos de ellos decían: En Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.

Entonces, acercándose los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo pudimos echar fuera?

Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos.

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas?

Sacrificaron a los diablos, no a Dios; a los dioses que no conocieron; nuevos dioses, venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres.

Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá a molestarnos antes de tiempo?

Y sacrificaron sus hijos y sus hijas a los diablos;