'Aliento' en la Biblia

Formó, pues, El SEÑOR Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un alma viviente.

todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, de todo lo que había en la tierra, murió.

Entonces aparecieron los manantiales del mar, y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, a la reprensión del SEÑOR, al resoplido del aliento de su nariz.

Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo de la señora de la casa, y la enfermedad fue tan grave, que no quedó en él aliento.

Perecen por el aliento de Dios, y por el espíritu de su furor son consumidos.

Que aún no me ha concedido que tome mi aliento; mas me ha llenado de amarguras.

No se escapará de las tinieblas; la llama secará sus ramas, y con el aliento de su boca perecerá.

Mi aliento está corrompido, mis días son cortados, y me está aparejado el sepulcro.

Si él pusiera sobre el hombre su corazón, y recogiere así su espíritu y su aliento,

Su aliento enciende los carbones, y de su boca sale llama.

Lámpara del SEÑOR es el aliento del hombre que escudriña lo secreto del vientre.

Yo dije: Subiré a la palma, me asiré de sus ramas. Y tus pechos serán ahora como racimos de vid, y el aliento de tu nariz como de manzanas;

Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es el estimado?

Y temerán desde el occidente el nombre del SEÑOR; y desde el nacimiento del sol, su gloria; porque vendrá como río violento impelido por el aliento del SEÑOR.

Todo hombre se ha vuelto carnal, y es sin ciencia; avergüéncese todo artífice de la escultura, porque mentira es su vaciadizo, que no tiene aliento.

¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi Señor hablar con este mi Señor? Porque en este instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.

¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí él está cubierto de oro y plata, y no hay dentro de él aliento.

de donde, oyendo de nosotros los hermanos, nos salieron a recibir hasta la plaza de Apio, y Las Tres Tabernas, a los cuales como Pablo vio, dio gracias a Dios, y tomó aliento.