'Aquel' en la Biblia
Y aquel varón que estaba entre los arrayanes respondió, y dijo: Estos son los que el SEÑOR ha enviado para que anden la tierra.
Y ellos hablaron a aquel ángel del SEÑOR que estaba entre los arrayanes, y dijeron: Hemos andado la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.
Y el SEÑOR respondió buenas palabras, palabras consoladoras a aquel ángel que hablaba conmigo.
Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,
Y se unirán muchos gentiles al SEÑOR en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a ti.
En aquel día, dice el SEÑOR de los ejércitos, cada uno de vosotros llamará a su compañero debajo de su vid, y debajo de su higuera.
Y hablé y dije a aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué es esto, Señor mío?
Me dijo entonces: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta, (como está de un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura, (como está del otro lado del rollo) será destruido.
Y salió aquel ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos, y mira qué es esto que sale.
Y he aquí, levantaron un talento de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.
Y dije a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan éstas el efa?
Toma de los que tornaron del cautiverio, de los del linaje de Heldai, de Tobías, y de Jedaías; y vendrás tú en aquel día, y entrarás en Casa de Josías hijo de Sofonías, los cuales volvieron de Babilonia.
Y los salvará en aquel día el SEÑOR su Dios como a rebaño de su pueblo; porque serán engrandecidos en su tierra como piedras preciosas de corona.
Y fue roto aquel día; así los afligidos del rebaño que me observaban, conocieron que era la palabra del SEÑOR.
Y será en aquel día, que yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que la cargaren serán despedazados, y todos los gentiles de la tierra se juntarán contra ella.
En aquel día, dijo el SEÑOR, heriré con aturdimiento a todo caballo, y con locura al que en él sube; mas sobre la Casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.
En aquel día pondré los capitanes de Judá como un brasero de fuego entre leña, y como una antorcha de fuego entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén.
En aquel día el SEÑOR defenderá al morador de Jerusalén; y el que entre ellos fuere flaco, en aquel tiempo será como David; y la Casa de David como Dios, como el ángel del SEÑOR delante de ellos.
Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar a todos los gentiles que vinieren contra Jerusalén.
En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-rimón en el valle de Meguido.
En aquel tiempo habrá manantial abierto para la Casa de David y para los moradores de Jerusalén, contra el pecado y contra la inmundicia.
Y será en aquel día, dice el SEÑOR de los ejércitos, que talaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más vendrán en memoria; y también haré talar de la tierra a los profetas, y al espíritu de inmundicia.
Y será en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más se vestirán de manto velloso para mentir.
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el Monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalén a la parte del oriente; y el Monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía.
Y sucederá que en aquel día no habrá luz; las luminarias se oscurecerán.
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.
Y el SEÑOR será Rey sobre toda la tierra. En aquel día el SEÑOR será uno, y su nombre uno.
Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran quebrantamiento de parte del SEÑOR; porque trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero.
En aquel tiempo estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD AL SEÑOR; y las ollas en la casa del SEÑOR serán como los tazones delante del altar.
Y será toda olla en Jerusalén y en Judá Santidad al SEÑOR de los ejércitos; y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá más mercader en la Casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel tiempo.
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