'Aquel' en la Biblia
En el principio ya era la Palabra, y aquel que es la Palabra era con el Dios, y la Palabra era Dios.
Aquel era la luz verdadera, que alumbra á todo hombre que viene á este mundo.
Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Este es aquel de quien yo dije: ``Después de mí viene un hombre que es antes de mí porque era primero que yo."
Y yo no le conocía; mas el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que permanece sobre él, éste es el que bautiza con Espíritu Santo.
Les dice: Venid y ved. Vinieron, y vieron dónde moraba, y permanecieron con él aquel día; porque era como la hora décima.
Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde vaya; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
"Nadie ha subido al cielo, sino Aquél que bajó del cielo, {es decir,} el Hijo del Hombre que está en el cielo.
para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece a la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean redargüidas.
Vinieron a Juan y le dijeron: ``Rabí, mira, Aquél que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, está bautizando y todos van a El."
Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, pues El da el Espíritu sin medida.
Y luego aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, y anduvo. Y era sábado aquel día.
Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.
Y el que había sido sanado, no sabía quién era; porque Jesús se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar.
Y su palabra no la tenéis morando en vosotros, porque no creéis en aquel que El envió.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a aquel recibiréis.
Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como número de cinco mil varones.
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene a mí.
No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre.
Y le buscaban los judíos en la Fiesta, y decían: ¿Dónde está aquel?
Les respondió Jesús, y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
"El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero Aquél que busca la gloria del que Lo envió, El es verdadero y no hay injusticia en El.
Jesús entonces, mientras enseñaba en el templo, exclamó en alta voz: ``Ustedes Me conocen y saben de dónde soy. Yo no he venido por decisión propia, pero Aquél que Me envió es verdadero, a quien ustedes no conocen.
Pero Jesús dijo: ``Por un poco más de tiempo estoy con ustedes; después voy a Aquél que Me envió.
"Tengo mucho que decir y juzgar de ustedes, pero Aquél que Me envió es veraz; y Yo, las cosas que oí de El, éstas digo al mundo."
"Y Aquél que Me envió está conmigo; no Me ha dejado solo, porque Yo siempre hago lo que Le agrada."
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado.
Entonces le dijeron: ¿Dónde está aquel? El dijo: No sé.
Les respondió aquel hombre, y les dijo: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
Y se volvió al otro lado del Jordán, a aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan; y permaneció allí.
Cuando oyó pues que estaba enfermo, permaneció aún dos días en aquel lugar donde estaba.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
(Que aún no había llegado Jesús a la aldea, mas estaba en aquel lugar donde Marta le había salido a recibir.)
Y Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;
Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo sacerdote de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
Así que, desde aquel día consultaban juntos para matarle.
Jesús exclamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado.
"Y el que Me ve, ve a Aquél que Me ha enviado.
Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
"En verdad les digo, que el que recibe al que Yo envíe, Me recibe a Mí; y el que Me recibe a Mí, recibe a Aquél que Me envió."
A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntara quién era aquel de quien decía.
Respondió Jesús: Aquel es, a quien yo diere el bocado mojado. Y mojando el bocado, lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.
Aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, aquel os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
"Pero todo eso les harán por causa de Mi nombre, porque no conocen a Aquél que Me envió.
Pero cuando viniere aquel Espíritu de Verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.
Y aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis a mi Padre en mi nombre, os lo dará.
En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo, que yo rogaré al Padre por vosotros;
Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar; porque muchas veces Jesús se juntaba allí con sus discípulos.
Y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, el cual era sumo sacerdote de aquel año, (y él le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.)
Y seguían a Jesús Simón Pedro, y otro discípulo. Y aquel discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al atrio del sumo sacerdote;
mas Pedro estaba fuera a la puerta. Y salió aquel discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, y metió dentro a Pedro.
Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él?
Le dijo entonces Pilato: ¿Luego Rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que YO SOY Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la Verdad. Todo aquel que es de la Verdad, oye mi voz.
Entonces los judíos, por cuanto era el día de la preparación, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado (porque era gran día aquel sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados.
Y también otra Escritura dice: Verán a aquel al cual traspasaron.
Y en aquel lugar donde había sido colgado del madero, había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.
Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
Y como fue tarde aquel día, el primero de los sábados, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los judíos, vino Jesús, y se puso en medio, y les dijo: Paz tengáis.
Dijo entonces aquel discípulo, al cual amaba Jesús, a Pedro: El Señor es. Entonces Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa, porque estaba desnudo, y se echó al mar.
Volviéndose Pedro, ve a aquel discípulo al cual amaba Jesús, que les seguía, el que también se había recostado a su pecho en la cena, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no había de morir. Mas Jesús no le dijo, No morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?
Este es aquel discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.
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