'Daban' en la Biblia
Y cuando el alba subía, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en la iniquidad de la ciudad.
Y miró, y vio un pozo en el campo, y he aquí, tres rebaños de ovejas estaban echados allí junto a él, porque de aquel pozo daban de beber a los rebaños, y la piedra sobre la boca del pozo era grande.
Cuando todos los rebaños se juntaban allí, entonces rodaban la piedra de la boca del pozo y daban de beber a las ovejas, y volvían a poner la piedra en su lugar sobre la boca del pozo.
Mas las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, y daban la vida a los niños.
Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba deshecha y daban el uno al otro.
Y cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió la mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes daban sacudidas.
Y daban el dinero suficiente en mano de los que hacían la obra, y de los que tenían el cargo de la Casa del SEÑOR; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la Casa del SEÑOR,
porque lo daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la Casa del SEÑOR.
Y el rey y Joiada lo daban a los que hacían la obra del servicio de la casa del SEÑOR; y contrataron canteros y carpinteros para reparar la casa del SEÑOR, y también artífices en hierro y bronce para reparar la casa del SEÑOR.
Y Coré hijo de Imna, el levita, portero al oriente, tenía a su cargo las ofrendas voluntarias de Dios, y las ofrendas del SEÑOR que se daban, y todo lo que se santificaba.
Y le entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran sobrestantes en la Casa del SEÑOR; los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la Casa del SEÑOR, para reparar y restaurar la Casa.
Daban asimismo á los oficiales y albañiles para que comprasen piedra de cantería, y madera para las trabazones, y para entabladura de las casas, las cuales habían destruído los reyes de Judá.
Y muchos de los sacerdotes y de los levitas y de las cabezas de los padres, viejos, que habían visto la casa primera, viendo fundar esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que daban gracias; el uno a la mano derecha sobre el muro hacia la puerta del Muladar.
Y daban a beber en vasos de oro (los vasos eran diferentes unos de otros), y mucho vino real, conforme a la facultad del rey.
cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían, me daban testimonio.
Eran echados de entre los hombres, y todos les daban gritos como al ladrón.
cuando las estrellas del alba juntas alababan, y todos los hijos de Dios daban gritos de gozo?
Sámec: Les daban voces: Apartaos ¡Inmundicia!, Apartaos, apartaos, no toquéis: porque eran contaminados; y cuando fueron traspasados, dijeron entre los gentiles: Nunca más morarán aquí.
`Los de Bet-togarmá daban caballos y corceles de guerra y mulos por tus mercancías.
Y {había} ventanas estrechas {que daban} hacia las habitaciones, hacia sus pilares de dentro de la puerta por todo alrededor y asimismo para los pórticos. {Había} ventanas todo alrededor por dentro, y en {cada} pilar {había} figuras de palmeras.
Entonces me llevó al atrio exterior, y he aquí, {había} cámaras y un pavimento construido todo alrededor del atrio; treinta cámaras {daban} al pavimento.
Sus pórticos {daban} al atrio exterior; y {había} figuras de palmeras en sus pilares, y se subía {por} ocho gradas.
Y sus pórticos {daban} al atrio exterior; y {había} figuras de palmeras en sus pilares a cada lado, y se subía {por} ocho gradas.
Sus pilares {daban} al atrio exterior; y {había} figuras de palmeras en sus pilares a cada lado, y se subía {por} ocho gradas.
Y las entradas de las cámaras laterales que {daban} hacia el espacio libre {consistían en} una entrada hacia el norte y otra entrada hacia el sur; y la anchura del espacio libre {era} de cinco codos, todo alrededor.
Y delante de las cámaras {había} un corredor interior de diez codos de ancho, una vía de {cien} codos; y sus entradas {daban} al norte.
Y correspondiendo a las entradas de las cámaras que daban hacia el sur, {había} una entrada al comienzo del corredor, el corredor frente al muro que daba al oriente, según se entra a ellas.
Después me llevó por la entrada que {estaba} al lado de la puerta, a las cámaras sagradas de los sacerdotes que daban al norte; y he aquí, {había} allí un lugar al fondo, hacia el occidente.
Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
Y los que iban delante, y los que iban detrás, daban voces diciendo: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el Nombre del Señor.
Porque muchos daban falso testimonio contra El, pero sus testimonios no coincidían.
Y algunos, levantándose, daban falso testimonio contra El, diciendo:
Y algunos comenzaron a escupir a Jesús, Le cubrían el rostro y Le daban puñetazos, y Le decían: `` ¡Profetiza!" También los guardias Lo recibieron a bofetadas.
Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos daban más voces: Cuélguenlo de un madero.
Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
y (venían a él y) decían: ¡Hayas gozo, rey de los Judíos! Y le daban de bofetadas.
Desde entonces procuraba Pilato soltarle; mas los Judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; cualquiera que se hace rey, a César contradice.
Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder; y gran gracia era sobre todos ellos.
Ellos, pues, habiendo sido acompañados de algunos de la Iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y daban gran gozo a todos los hermanos.
De éste daban buen testimonio los hermanos que estaban en Listra y en Iconio.
Y cuando pasaban por las ciudades, les daban que guardaran los decretos que habían sido determinados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén.
Y unos daban voces de una manera, y otros de otra manera en la multitud; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, mandó llevarle a la fortaleza.
Y uno llamado Ananías, hombre piadoso según las normas de la ley, {y} de quien daban buen testimonio todos los judíos que vivían allí,
Y como ellos daban voces y arrojaban sus ropas y echaban polvo al aire,
y sobre ella {estaban} los querubines de gloria que daban sombra al propiciatorio; pero de estas cosas no se puede hablar ahora en detalle.
Y cuando aquellos animales daban gloria y honra y alabanza al que estaba sentado en el trono, al que vive para siempre jamás,