'Daban' en la Biblia
Y cuando el alba subía, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en la iniquidad de la ciudad.
Mas las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, y daban la vida a los niños.
Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba deshecha y daban el uno al otro.
Y cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió la mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes daban sacudidas.
Y daban el dinero suficiente en mano de los que hacían la obra, y de los que tenían el cargo de la Casa del SEÑOR; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la Casa del SEÑOR,
porque lo daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la Casa del SEÑOR.
Y Coré hijo de Imna, el levita, portero al oriente, tenía a su cargo las ofrendas voluntarias de Dios, y las ofrendas del SEÑOR que se daban, y todo lo que se santificaba.
Y le entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran sobrestantes en la Casa del SEÑOR; los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la Casa del SEÑOR, para reparar y restaurar la Casa.
Y muchos de los sacerdotes y de los levitas y de las cabezas de los padres, viejos, que habían visto la casa primera, viendo fundar esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
Y daban a beber en vasos de oro (los vasos eran diferentes unos de otros), y mucho vino real, conforme a la facultad del rey.
cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían, me daban testimonio.
Eran echados de entre los hombres, y todos les daban gritos como al ladrón.
Sámec: Les daban voces: Apartaos ¡Inmundicia!, Apartaos, apartaos, no toquéis: porque eran contaminados; y cuando fueron traspasados, dijeron entre los gentiles: Nunca más morarán aquí.
Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
Y los que iban delante, y los que iban detrás, daban voces diciendo: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el Nombre del Señor.
Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos daban más voces: Cuélguenlo de un madero.
Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
y (venían a él y) decían: ¡Hayas gozo, rey de los Judíos! Y le daban de bofetadas.
Desde entonces procuraba Pilato soltarle; mas los Judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; cualquiera que se hace rey, a César contradice.
Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder; y gran gracia era sobre todos ellos.
Ellos, pues, habiendo sido acompañados de algunos de la Iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y daban gran gozo a todos los hermanos.
De éste daban buen testimonio los hermanos que estaban en Listra y en Iconio.
Y cuando pasaban por las ciudades, les daban que guardaran los decretos que habían sido determinados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén.
Y unos daban voces de una manera, y otros de otra manera en la multitud; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, mandó llevarle a la fortaleza.