'Dejes' en la Biblia
Y yo te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; por tanto, he aquí yo mato a tu hijo, tu primogénito.
Y él le dijo: Te ruego que no nos dejes; porque tú sabes como debemos de acampar en el desierto, y nos serás en lugar de ojos.
Los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí;
Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab; el cual tampoco quiso; se quedó por tanto Israel en Cades.
Y envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar.
Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y cogeré espigas en pos de aquel en cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.
y ha dicho: Te ruego que me dejes coger y juntar espigas tras los segadores entre las gavillas: entró pues, y está desde por la mañana hasta ahora, menos un poco que ha estado en casa.
Y dijo: Te ruego que me dejes ir, porque tenemos sacrificio los de nuestro linaje en la ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado; por tanto, si he hallado gracia en tus ojos, haré una escapada ahora, y visitaré a mis hermanos. Por esto, pues, no ha venido a la mesa del rey.
Dijo ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes del SEÑOR tu Dios, que no dejes a los vengadores \'
Entonces Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza.
Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. He aquí tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y hazle lo que bien te pareciere.
Y le respondió Faraón: ¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo, que procuras irte a tu tierra? Y él respondió: Nada; con todo, te ruego que me dejes ir.
Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve: ¿qué te he hecho yo?
No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.
Tus estatutos guardaré, no me dejes enteramente.
Con todo mi corazón te he buscado, no me dejes errar de tus mandamientos.
AYIN Juicio y justicia he hecho; no me dejes a mis opresores.
no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.
Ten el castigo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre;
No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
Si el espíritu del señor se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará reposar grandes pecados.
Por la mañana siembra tu simiente, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque tú no sabes cuál es lo mejor, si esto o lo otro, o si ambas son igualmente buenas.