'Diciéndole' en la Biblia
Y los hijos de Het respondieron a Abraham, diciéndole:
Efrón respondió a Abraham, diciéndole:
El le reveló, pues, todo {lo que había} en su corazón, diciéndole: Nunca ha pasado navaja sobre mi cabeza, pues he sido nazareo para Dios desde el vientre de mi madre. Si me cortan el cabello, mi fuerza me dejará y me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Sucedió que después que se habían ido, salieron del pozo, y fueron y dieron aviso al rey David, diciéndole: Levantaos y pasad aprisa las aguas, porque así Ahitofel ha aconsejado contra vosotros.
Entonces envió mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, diciéndole: Así dice Ben-adad:
De nuevo {el rey} le envió al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta. Y cuando el tercer capitán de cincuenta subió, vino y se postró de rodillas delante de Elías y le rogó, diciéndole: Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta siervos tuyos sean preciosas ante tus ojos.
Y el rey estaba hablando con Giezi, criado del hombre de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las grandes cosas que ha hecho Eliseo.
Para el director del coro. Masquil de David, cuando fue Doeg el edomita e informó a Saúl, diciéndole: David está en casa de Ahimelec. ¿Por qué te jactas del mal, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua.
Y toda la visión será para vosotros como las palabras de un libro sellado, que cuando se le da al que sabe leer, diciéndole: Lee esto, por favor; y él dirá: No puedo, porque está sellado.
Entonces el libro será dado al que no sabe leer, diciéndole: Lee esto, por favor; y él dirá: No sé leer.
Cuando Jesús vio que se agolpaba una multitud, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: Sal de él y no vuelvas a entrar en él.
Y se le acercaron* Jacobo y Juan, los dos hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos.
Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron* al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, {que} te llama.
Mas El callaba y nada respondía. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote, diciéndole: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo;
En ese momento llegaron unos fariseos diciéndole: Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
y le hablaron, diciéndole: Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio esta autoridad?
Y habiendo dicho esto, se fue y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí, y te llama.
Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.