'Enseguida' en la Biblia
Enseguida el Espíritu le impulsó* {a ir} al desierto.
Entraron* en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo entrando {Jesús} en la sinagoga {comenzó a} enseñar.
Y enseguida su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.
Y la suegra de Simón yacía enferma con fiebre; y enseguida le hablaron* de ella.
Entonces {Jesús} lo amonestó severamente y enseguida lo despidió,
Pero cuando los fariseos salieron, enseguida {comenzaron a} tramar con los herodianos en contra de Jesús, {para ver} cómo podrían destruirle.
Otra {parte} cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra.
Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo;
pero no tienen raíz {profunda} en sí mismos, sino que {sólo} son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan {y caen.}
Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado {el tiempo de} la siega.
Y cuando El salió de la barca, enseguida vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
Y enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de El, volviéndose entre la gente, dijo: ¿Quién ha tocado mi ropa?
Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.
Enseguida hizo que sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de {El} al otro lado, a Betsaida, mientras El despedía a la multitud.
porque todos le vieron y se turbaron. Pero enseguida El habló con ellos y les dijo*: ¿Tened ánimo; soy yo, no temáis!
Cuando salieron de la barca, enseguida {la gente} reconoció a Jesús,
sino que enseguida, al oír {hablar} de El, una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo, fue y se postró a sus pies.
Y subiendo enseguida a la barca con sus discípulos, fue a la región de Dalmanuta.
Y enseguida miraron en derredor, pero ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.
Enseguida, cuando toda la multitud vio a Jesús, quedó sorprendida, y corriendo hacia El, le saludaban.
Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí.
Y si alguien os dice: `` ¿Por qué hacéis eso?" decid: ``El Señor lo necesita"; y enseguida lo devolverá acá.
Y cuando vino, enseguida se acercó a Él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó.
Muy de mañana, los principales sacerdotes prepararon enseguida una reunión con los ancianos, los escribas y todo el concilio; y atando a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.