'Está' en la Biblia
ESTAS son las palabras que habló Moisés á todo Israel de esta parte del Jordán en el desierto, en el llano delante del mar Bermejo, entre Parán, y Thopel, y Labán, y Haseroth, y Dizahab.
a este lado del Jordán, en tierra de Moab, resolvió Moisés declarar esta ley, diciendo:
Y en aquella ocasión mandé a vuestros jueces, diciendo: ``Oíd {los pleitos} entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él.
No verá hombre alguno de éstos de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres,
Josué hijo de Nun, que está delante de ti, él entrará allá; anímale; porque él la hará heredar a Israel.
(Esta región es también conocida como la tierra de los gigantes, {porque} antiguamente habitaban gigantes en ella, a los que los Amonitas llaman Zomzomeos,
Pero Sehón, rey de Hesbón, no quiso dejarnos pasar por su tierra porque el SEÑOR tu Dios endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón, a fin de entregarlo en tus manos, como {lo está} hoy.
Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el arroyo, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapara de nosotros; todas las entregó el SEÑOR nuestro Dios delante de nosotros.
Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegaste, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que el SEÑOR nuestro Dios había prohibido.
También tomamos en aquel tiempo de mano de dos reyes Amorrheos que estaban de esta parte del Jordán, la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de Hermón:
Porque sólo Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. He aquí su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, al codo de un hombre.
Y esta tierra que heredamos entonces desde Aroer, que está junto al arroyo de Arnón, y la mitad del monte de Galaad con sus ciudades, di a los rubenitas y a los gaditas;
Y os mandé entonces, diciendo: El SEÑOR vuestro Dios os ha dado esta tierra para que la poseáis; pasaréis armados delante de vuestros hermanos los hijos de Israel todos los valientes.
Pase yo ahora, te ruego, y vea aquella tierra buena, que está al otro lado del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano.
Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque ésta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente esta nación grande es un pueblo sabio y entendido.
Porque ¿qué nación grande hay que tenga a Dios cercano de sí, como lo está el SEÑOR nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?
Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y derechos justos, como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?
semejanza de cualquier animal que está en la tierra, semejanza de cualquier ave que vuela en el cielo,
Por lo cual yo muero en esta tierra; y no paso el Jordán; mas vosotros pasaréis, y heredaréis aquella buena tierra.
Pregunta, pues, ahora de los tiempos pasados, que han sido antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre sobre la tierra, y pregunta desde un extremo del cielo al otro, si se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella.
Entonces apartó Moisés tres ciudades de esta parte del Jordán al nacimiento del sol,
Esta, pues, es la ley que Moisés propuso delante de los hijos de Israel.
De esta parte del Jordán, en el valle delante de Beth-peor, en la tierra de Sehón rey de los Amorrheos, que habitaba en Hesbón, al cual hirió Moisés con los hijos de Israel, cuando hubieron salido de Egipto:
Y poseyeron su tierra, y la tierra de Og rey de Basán; dos reyes de los Amorrheos que estaban de esta parte del Jordán, al nacimiento del sol:
Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, hasta el monte de Sión, que es Hermón;
Y toda la llanura de esta parte del Jordán, al oriente, hasta la mar del llano, las vertientes de las aguas abajo del Pisga.
No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra.
y el séptimo, es sábado al SEÑOR tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas; para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, cuando me hablabais; y díjome Jehová: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado: bien está todo lo que han dicho.
porque el Dios celoso, el SEÑOR tu Dios, en medio de ti está; que por ventura no se inflame el furor del SEÑOR tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la faz de la tierra.
No desmayes delante de ellos, que el SEÑOR tu Dios está en medio de ti, Dios grande y terrible.
y digas en tu corazón: Mi potencia y la fortaleza de mi mano me han traído esta riqueza.
No pienses en tu corazón, cuando el SEÑOR tu Dios los haya echado de delante de tu presencia, diciendo: Por mi justicia me ha metido el SEÑOR a heredar esta tierra; pues por la impiedad de estos gentiles el SEÑOR los echa de delante de ti.
Por tanto, sepas que no por tu justicia el SEÑOR tu Dios te da esta buena tierra que la heredes; que pueblo duro de cerviz eres tú.
Porque temí a causa del furor y de la ira con que el SEÑOR estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero el SEÑOR me oyó aun esta vez.
Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y el SEÑOR me oyó también esta vez, y no quiso el SEÑOR destruirte.
Mas delante del SEÑOR tu Dios las comerás, en el lugar que el SEÑOR tu Dios hubiere escogido, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el levita que está en tus poblaciones; y te alegrarás delante del SEÑOR tu Dios en toda obra de tus manos.
Si el lugar que el SEÑOR tu Dios escoge para poner su nombre está muy lejos de ti, entonces podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que el SEÑOR te ha dado, como te he ordenado, y podrás comer dentro de tus ciudades todo lo que desees.
no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el SEÑOR tu Dios te está probando para ver si amas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Para que todo Israel oiga, y tema, y no tornen á hacer cosa semejante á esta mala cosa en medio de ti.
Esto comeréis de todo lo que está en el agua: todo lo que tiene aleta y escama comeréis;
Ninguna cosa mortecina comeréis; al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él la comerá; o véndela al extranjero; porque tú eres pueblo santo al SEÑOR tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
Y ésta es la manera de la remisión: todo aquel que hizo préstamo de su mano, con que adeudó a su prójimo, lo soltará; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano; porque la remisión del SEÑOR es pregonada.
Guárdate que no haya en tu corazón pensamiento de Belial, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión; y tu ojo sea maligno sobre tu hermano menesteroso para no darle; porque él clamará contra ti al SEÑOR, y te será por pecado.
y si te lo dicen y has oído {hablar} de ello, harás una investigación minuciosa. Y he aquí, si es verdad y es cierto el hecho que esta abominación ha sido cometida en Israel,
entonces sacarás al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, a la puerta de la ciudad, hombre o mujer, y los apedrearás con piedras, y así morirán.
Y el hombre que procediere con soberbia, no escuchando al sacerdote que está para ministrar allí delante del SEÑOR tu Dios, o al juez, el tal varón morirá; y quitarás el mal de Israel.
Y será, que cuando se asentare sobre el trono de su reino, se hará escribir copia de esta segunda ley en un libro en presencia de los sacerdotes levitas;
y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer al SEÑOR su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para hacerlos.
Y los que quedaren oirán, y temerán, y no volverán más a cometer una maldad como ésta, en medio de ti.
Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, que el SEÑOR tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.
`` ¿Y quién es el hombre que está comprometido con una mujer y no se ha casado? Que salga y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla y otro se case con ella."
Y sucederá que si ella está de acuerdo en hacer la paz contigo y te abre {sus puertas,} entonces todo el pueblo que se encuentra en ella estará sujeto a ti para trabajos forzados y te servirá.
Sólo los árboles que sabes que no dan fruto podrás destruir y talar, para construir máquinas de sitio contra la ciudad que está en guerra contigo, hasta que caiga.
Y protestarán, y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo vieron.
y le pusiere algunas faltas, y esparciere sobre ella mala fama, y dijere: Esta tomé por mujer, y me llegué a ella, y no la hallé virgen;
y he aquí, él le atribuye actos vergonzosos, diciendo: `No encontré virgen a tu hija.' Pero esta es {la prueba de} la virginidad de mi hija." Y extenderán la ropa delante de los ancianos de la ciudad.
Si hay una joven virgen que está comprometida a un hombre, y {otro} hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella,
Pero si el hombre encuentra en el campo a la joven que está comprometida, y el hombre la fuerza y se acuesta con ella; entonces morirá sólo el que se acuesta con ella,
Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, y se apodera de ella y se acuesta con ella, y son descubiertos,
y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel.
Y te alegrarás con todo el bien que el SEÑOR tu Dios te hubiere dado a ti y a tu casa, tú y el levita y el extranjero que está en medio de ti.
y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como el SEÑOR el Dios de tus padres te ha dicho.
Y escribirás en las piedras todas las palabras de esta ley muy claramente.
Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para cumplirlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Y tus cielos que están sobre tu cabeza, serán de bronce; y la tierra que está debajo de ti, de hierro.
si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este Nombre glorioso y terrible, YO SOY tu Dios.
Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, el SEÑOR la enviará sobre ti, hasta que tú seas destruido.
vuestros pequeños, vuestras mujeres, y el forastero que está dentro de tus campamentos, desde tu leñador hasta el que saca tu agua,
y sea que, cuando el tal oyere las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande según el pensamiento de mi corazón, para añadir la embriaguez a la sed.
El SEÑOR jamás querrá perdonarlo, sino que la ira del SEÑOR y su celo arderán contra ese hombre, y toda maldición que está escrita en este libro caerá sobre él, y el SEÑOR borrará su nombre de debajo del cielo.
Y dirá la generación venidera, vuestros hijos que vendrán después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de esta tierra, y sus enfermedades de que el SEÑOR la hizo enfermar,
(Azufre y sal, calcinada está toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, que Jehová destruyó en su furor y en su ira);
dirán, pues, todos los gentiles: ¿Por qué hizo el SEÑOR así a esta tierra? ¿Qué ira es ésta de tan gran furor?
Se encendió por tanto, el furor del SEÑOR contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro.
Lo encubierto del SEÑOR nuestro Dios es descubierto a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que hagamos todas las palabras de esta ley.
Porque este mandamiento que yo te mando hoy, no te es encubierto, ni está lejos.
No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo tomará y nos lo recitará, para que lo cumplamos?
Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo tome y nos lo recite, a fin de que lo cumplamos?
Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, y a todos los ancianos de Israel.
cuando viniere todo Israel a presentarse delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.
Harás congregar el pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman al SEÑOR vuestro Dios, y guardan de cumplir todas las palabras de esta ley.
Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: He aquí, el tiempo de tu muerte está cerca; llama a Josué y presentaos en la tienda de reunión para que yo le dé {mis} órdenes. Fueron, pues, Moisés y Josué y se presentaron en la tienda de reunión.
Y mi furor se encenderá contra él en el mismo día; y yo los dejaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y le hallarán muchos males y angustias, y dirá en aquel día: ¿No me han hallado estos males porque no está mi Dios en medio de mí?
Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en el libro hasta concluirse,
Mía es la venganza y el pago, al tiempo que su pie vacilará; porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está determinado se apresura.
y les dijo: Poned vuestro corazón a todas las palabras que yo protesto hoy contra vosotros, para que las mandéis a vuestros hijos, y guarden y cumplan todas las palabras de esta ley.
Porque no es palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros {vais,} cruzando el Jordán a fin de poseerla.
Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;
Y ésta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriera.
Y esta bendición para Judá. Dijo así: Oye, oh SEÑOR, la voz de Judá, y llévalo a su tierra; sus manos le basten, y tú seas ayuda contra sus enemigos.
Y de José dijo: Bendita de Jehová sea su tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío, y con el abismo que está debajo.
Y subió Moisés de los campos de Moab al monte de Nebo, a la cumbre de Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró el SEÑOR toda la tierra de Galaad hasta Dan,
Y le dijo el SEÑOR: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac, y a Jacob, diciendo: A tu simiente la daré. Te la he hecho ver con tus ojos, mas no pasarás allá.
Y lo enterró en el valle, en tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; pero ninguno sabe dónde está su sepulcro hasta hoy.
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