'Hubieron' en la Biblia
Éstos son los testimonios, y los estatutos, y los derechos, que Moisés notificó a los hijos de Israel, cuando hubieron salido de Egipto;
a este lado del Jordán, en el valle delante de Bet-peor, en la tierra de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón, al cual hirió Moisés con los hijos de Israel, cuando hubieron salido de Egipto:
Y aconteció que cuando todos los reyes de los amorreos, que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos, que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más espíritu en ellos delante de los hijos de Israel.
Y cuando hubieron sacado estos reyes a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con él: Llegad y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se llegaron, y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos.
Y aconteció que cuando la hubieron pasado, la mano de Jehová fue contra la ciudad con gran quebrantamiento; e hirió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, y se llenaron de hemorroides.
Y cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, Samuel habló con Saúl en el terrado.
Entonces Saúl dijo al pueblo que tenía consigo: Reconoced luego, y mirad quién haya ido de los nuestros. Y cuando hubieron pasado revista, hallaron que faltaban Jonatán y su paje de armas.
Y lo trajo delante de Saúl y de sus criados; y luego que hubieron comido, se levantaron, y partieron aquella noche.
Y después que hubieron recorrido toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.
Entonces él les preparó una gran comida; y cuando hubieron comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron cuadrillas de Siria a la tierra de Israel.
Pues los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y como hubieron acabado a los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
Y cuando hubieron acabado, trajeron lo que quedaba del dinero al rey y a Joiada, e hicieron de él utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada.
Mas cuando hubieron echado fuera a la gente, entró, y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó.
Y cuando hubieron cantado un himno, salieron al monte de los Olivos.
Y después que le hubieron escarnecido, le quitaron el manto, y poniéndole sus vestiduras, le llevaron para crucificarle.
Y después que le hubieron crucificado, repartieron sus vestiduras, echando suertes; para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta: Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes.
Y cuando le hubieron escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propias vestiduras, y le sacaron para crucificarle.
Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestiduras echando suertes sobre ellas, para ver qué llevaría cada uno.
Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.
Y cuando hubieron remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo.
Y cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestiduras e hicieron cuatro partes, para cada soldado una parte; y también su túnica, y la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Y cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con denuedo.
Y después que hubieron callado, Jacobo respondió, diciendo: Varones hermanos, oídme.
Y cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; y oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.