'Limosna' en la Biblia
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; de cierto os digo: Ya tienen su recompensa.
Mas cuando tú des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha.
Que tu limosna sea en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, Él te recompensará en público.
Pero dad limosna de lo que tenéis; y he aquí, todo os es limpio.
Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en el cielo que no se agote; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe.
Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
Éste, como vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
Y sabían que él era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y fueron llenos de asombro y admiración por lo que le había sucedido.