46 casos en 6 traducciones

'Mi' en la Biblia

No miréis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí, me hicieron guarda de viñas; y mi viña, que era mía, no guardé.

Hazme saber, o tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas tu rebaño al mediodía; pues, ¿por qué había yo de estar como vagueando tras los rebaños de tus compañeros?

A mi yegua, entre los carros de Faraón, yo te comparo, amada mía.

Mientras que el rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor.

Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos.

Racimo de copher en las viñas de Engadi Es para mí mi amado.

Como el lirio entre las espinas, así es mi amiga entre las doncellas.

Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los hijos; bajo su sombra deseé sentarme, y su fruto fue dulce a mi paladar.

Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas o por las ciervas del campo, que no levantéis ni despertéis a {mi} amor, hasta que quiera.

¡La voz de mi amado! He aquí él viene saltando sobre los montes, brincando sobre los collados.

Mi amado es semejante al gamo, o al cabrito de los ciervos. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando \'

Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh compañera mía, hermosa mía, y vente.

Por las noches busqué en mi cama al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.

Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.

Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?

Pasando de ellos un poco, hallé luego al que mi alma ama; trabé de él, y no lo dejé, hasta que lo metí en la casa de mi madre, y en la cámara de la que me dio a luz.

Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas o por las ciervas del campo, que no levantéis ni despertéis a {mi} amor, hasta que quiera.

Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has preso mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello.

Levántate, Aquilón, y ven, Austro; sopla sobre mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta.

Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he cogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed, amados, y embriagaos.

Yo duermo, pero mi corazón vela por la voz de mi amado que toca a la puerta: Abreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.

Me he desnudado mi ropa; ¿cómo me lo vestiré de nuevo? He lavado mis pies; ¿cómo los ensuciaré otra vez?

Mi amado metió su mano por el agujero, y mis entrañas se conmovieron dentro de mí.

Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.

Abrí yo a mi amado; mas mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma: lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.

Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron, me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si hallareis a mi amado, que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma.

Mi amado es blanco y rubio, señalado entre los diez millares del ejército.

Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi compañero, oh doncellas de Jerusalén.

Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.

Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras, que se muestran en Galaad.

{pero} sin igual es mi paloma, mi perfecta, es la {hija} única de su madre, la preferida de la que la dio a luz. Las doncellas la vieron y la llamaron bienaventurada, {también} las reinas y las concubinas, y la alabaron, {diciendo:}

No sé; mi alma me ha hecho devolver como los carros de Aminadab.

y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los que duermen.

Levantémonos temprano {y vayamos} a las viñas; veamos si la vid ha brotado, {si} se han abierto {sus} flores, {y si} han florecido los granados. Allí te entregaré mi amor.

¡Oh quién te me diera como hermano que mamó los pechos de mi madre; de modo que te halle yo fuera, y te bese, y no me menosprecien!

¡Que yo te llevara, que yo te metiera en casa de mi madre; que me enseñaras, que te hiciera beber vino adobado del mosto de mis granadas!

Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas, de los que guardan su fruto.

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