'Se' en la Biblia
Después Hezrón se unió a la hija de Maquir, padre de Galaad, y la tomó {por mujer} cuando él tenía sesenta años; y ella dio a luz a Segub.
Y su mujer Jehudaía le dio a luz a Jered padre de Gedor, a Heber padre de Soco, y a Jecutiel padre de Zanoa. Estos fueron los hijos de Bitia hija de Faraón, con la cual se casó Mered.
Estos fueron alfareros y se hallaban en medio de plantíos y cercados, los cuales moraron allá con el rey en su obra.
Y Simei tuvo dieciséis hijos y seis hijas, pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos, ni se multiplicaron todas sus familias como los hijos de Judá.
Y éstos, registrados por nombre, llegaron en los días de Ezequías, rey de Judá, y atacaron sus tiendas y a los meunitas que se encontraban allí, y los destruyeron completamente hasta el día de hoy, y habitaron en su lugar, porque había allí pastos para sus ganados.
Y asimismo quinientos hombres de ellos, de los hijos de Simeón, se fueron al monte de Seir, llevando por capitanes a Pelatías, a Nearías, a Refaías, y a Uziel, hijos de Isi;
Beera su hijo, a quien Tilgat-pilneser, rey de los asirios, se llevó al destierro; éste fue jefe de los rubenitas.
Habitó también desde el oriente hasta la entrada del desierto desde el río Eufrates; porque sus ganados se habían multiplicado en la tierra de Galaad.
Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos se dieron en sus manos, y todos los que con ellos estaban; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque esperaron en él.
Y se apoderaron de sus ganados: 50,000 camellos, 250,000 ovejas, 2,000 asnos; también 100,000 hombres.
Mas se rebelaron contra el Dios de sus padres, y fornicaron siguiendo a los dioses de los pueblos de la tierra, a los cuales el SEÑOR había quitado de delante de ellos.
y Josadac fue al destierro cuando el SEÑOR se llevó en cautiverio a Judá y a Jerusalén por medio de Nabucodonosor.
Mas la tierra alrededor de la ciudad y sus aldeas se dieron a Caleb, hijo de Jefone.
Y a los hijos de Merari, por sus familias, de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad, y de la tribu de Zabulón, se dieron por suerte doce ciudades.
Dieron por suerte de la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Simeón y de la tribu de los hijos de Benjamín, estas ciudades que se mencionan por nombre.
Después se unió a su mujer, y ella concibió y dio a luz un hijo, y él lo llamó Bería, porque la calamidad había venido sobre su casa.
Y en Gabaón habitaron Abigabaón, la mujer del cual se llamó Maaca;
Algunos de éstos tenían a su cargo los vasos del ministerio, los cuales se metían por cuenta, y por cuenta se sacaban.
Y Matatías, uno de los levitas, primogénito de Salum coreíta, tenía a su cargo las cosas que se hacían en sartén.
Y se agravó la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y fue herido de los flecheros.
Entonces Saúl dijo a su escudero: Saca tu espada, y pásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos, y hagan escarnio de mí; mas su escudero no quiso, porque tenía gran miedo. Entonces Saúl tomó la espada, y se echó sobre ella.
Y cuando su escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y se mató.
se levantaron todos los hombres valientes, y tomaron el cuerpo de Saúl, y los cuerpos de sus hijos, y los trajeron a Jabes; y enterraron sus huesos debajo del alcornoque en Jabes, y ayunaron siete días.
Entonces todo Israel se juntó a David en Hebrón, diciendo: He aquí nosotros somos tu hueso y tu carne.
Entonces se fue David con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebus; porque allí el jebuseo habitaba en aquella tierra.
David se engrandecía cada vez más, y el SEÑOR de los ejércitos {estaba} con él.
El estaba con David en Pasdamim cuando los filisteos se reunieron allí para la batalla; y había una parcela llena de cebada, y el pueblo huyó delante de los filisteos,
se pusieron ellos en medio del cultivo, y la defendieron, y vencieron a los filisteos; y los salvó el SEÑOR de gran salvación.
Entonces los tres se abrieron paso por el campamento de los filisteos, y sacando agua del pozo de Belén que {estaba} junto a la puerta, {se la} llevaron y {la} trajeron a David; pero David no quiso beberla, sino que la derramó para el SEÑOR,
Y estos son los que vinieron a David en Siclag, mientras aún se ocultaba por causa de Saúl, hijo de Cis. Eran de los hombres valientes que {le} ayudaron en la guerra.
También de los de Gad se huyeron á David, estando en la fortaleza en el desierto, muy valientes hombres de guerra para pelear, dispuestos á hacerlo con escudo y pavés: sus rostros como rostros de leones, y ligeros como las cabras monteses.
Estos pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se había desbordado sobre todas sus riberas; e hicieron huir a todos los de los valles al oriente y al poniente.
Y salió David a su encuentro, y les habló, diciendo: Si venís a mí en paz para ayudarme, mi corazón se unirá con vosotros; pero si {venís} para entregarme a mis enemigos, ya que no hay maldad en mis manos, que el Dios de nuestros padres {lo} vea y decida.
Entonces se envistió el espíritu en Amasai, príncipe de treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Jessé. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores; pues que también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la cuadrilla.
También se pasaron a David algunos de Manasés, cuando vino con los filisteos a la batalla contra Saúl, aunque no les ayudaron; porque los cardinales de los filisteos, habido consejo, le despidieron, diciendo: Con nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl.
Así que viniendo él a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés, Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú, y Ziletai, cabezas de millares de los de Manasés.
Porque día tras día se pasaban {hombres} a David para ayudarlo, hasta que hubo un gran ejército, como un ejército de Dios.
De los hijos de Benjamín hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta aquel tiempo muchos de ellos se mantenían fieles a la casa de Saúl.
Y dijo David a todo la congregación de Israel: Si os parece bien y del SEÑOR nuestro Dios, enviaremos a todas partes a llamar nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y a los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos que se junten con nosotros;
Y dijo toda la congregación que se hiciera así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.
Y subió David con todo Israel a Baala, {es decir,} a Quiriat-jearim, que pertenece a Judá, para hacer subir desde allí el arca de Dios el SEÑOR, que está {sobre} los querubines, donde se invoca {su} nombre.
Y se llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y Ahío guiaban el carro.
Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con canciones, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas.
Y cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para tenerla, porque los bueyes se apartaban.
Y el furor del SEÑOR se encendió contra Uza, y le hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios.
Entonces David se enojó porque el SEÑOR había estallado en ira contra Uza; y llamó aquel lugar Pérez-uza hasta el día de hoy.
Al oír los filisteos que David había sido ungido rey sobre todo Israel, todos los filisteos subieron en busca de David; y cuando David se enteró, salió contra ellos.
Y vinieron los filisteos y se extendieron por el valle de Refaim.
Entonces subieron a Baal-perazim, y allí los hirió David. Dijo luego David: Dios ha partido mis enemigos por mi mano, como se parten las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
La fama de David se extendió por todas aquellas tierras, y el SEÑOR puso el terror de David sobre todas las naciones.
Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca del SEÑOR Dios de Israel.
Temed delante de su presencia, toda la tierra; que el mundo está aún afirmado para qque no se conmueva.
Los cielos se alegren, y la tierra se goce, y digan entre los gentiles: Reina el SEÑOR.
Y todo el pueblo se fue cada uno a su casa; y David se volvió para bendecir su casa.
`Y sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas {a estar} con tus padres, levantaré {a uno} de tus descendientes después de ti, que será de tus hijos; y estableceré su reino.
Y entró el rey David, y se sentó delante del SEÑOR, y dijo: SEÑOR Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, que me has traído hasta este lugar?
¿Y qué gente hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuera y se rescatara un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a los gentiles de delante de tu pueblo, que tú redimiste de Egipto?
Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: El SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.
Se fueron, pues, y fue dada la nueva a David de aquellos varones, y él envió a recibirles, porque estaban muy afrentados. Y les dijo el rey: Estaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.
Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanán y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata, para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de la Siria de los ríos, de la Siria de Maaca, y de Soba.
Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su pueblo, los cuales vinieron y asentaron su campamento delante de Medeba. Y se juntaron también los hijos de Amón de sus ciudades, y vinieron a la guerra.
Cuando David se enteró, envió a Joab y a todo el ejército de los valientes.
Y los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, y los reyes que habían venido {estaban} aparte en el campo.
Viendo Joab que se le presentaba batalla por el frente y por la retaguardia, escogió de entre los mejores hombres de Israel y {los} puso en orden de batalla contra los arameos.
Al resto del pueblo lo colocó al mando de su hermano Abisai; y se pusieron en orden de batalla contra los hijos de Amón.
Se acercó luego Joab y el pueblo que tenía consigo, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron delante de él.
Entonces los hijos de Amón, viendo que los Sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai su hermano, y entraron en la ciudad. Y Joab se volvió a Jerusalén.
Cuando se dio aviso a David, {éste} reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y llegó {frente} a ellos y se puso en orden de batalla contra ellos. Y cuando David se puso en orden de batalla para enfrentarse a los arameos, {éstos} pelearon contra él.
Y aconteció que en la primavera, en el tiempo en que los reyes salen {a la guerra,} Joab sacó el ejército y devastó la tierra de los hijos de Amón, y fue y puso sitio a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y Joab hirió a Rabá y la destruyó.
Sacó también al pueblo que estaba en ella, e hizo señorío sobre ellos haciéndoles trabajar con sierras, y con trillos de hierro, y segures. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y se volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.
Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer con los filisteos; e hirió Sibecai, el husatita a Sipai, del linaje de los gigantes; y fueron humillados.
Y se volvió a levantar guerra con los filisteos; e hirió Elhanán hijo de Jair a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como de un rodillo de telar.
Mas Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que contara a Israel.
Y se halló en todo Israel que sacaban espada, once veces cien mil; y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada.
Y envió el SEÑOR el ángel a Jerusalén para destruirla; pero estando él destruyendo, miró el SEÑOR, y se arrepintió de aquel mal. Y dijo al ángel que destruía: Basta; detén tu mano. Y el ángel del SEÑOR estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo.
Y alzando David sus ojos, vio al ángel del SEÑOR, que estaba entre el cielo y la tierra, teniendo una espada desnuda en su mano extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.
Y volviéndose Ornán vio al ángel; y estaban con él cuatro hijos suyos, los cuales se escondieron. Y Ornán trillaba el trigo.
Y viniendo David a Ornán, miró Ornán y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David.
Entonces David dijo a Ornán: Dame el lugar de {esta} era, para que edifique en él un altar al SEÑOR; me lo darás por su justo precio, para que se retire la plaga del pueblo.
Después mandó David que se juntaran los extranjeros que estaban en la tierra de Israel, e hizo de ellos canteros, que labraran piedras para edificar la Casa de Dios.
Y dijo David: Salomón mi hijo es aún muchacho y tierno, y la Casa que se ha de edificar al SEÑOR ha de ser magnífica por excelencia, para nombre y honra en todas las tierras; ahora pues yo le aparejaré lo necesario. Y preparó David antes de su muerte en gran abundancia.
Entonces prosperarás, si te cuidas de observar los estatutos y ordenanzas que el SEÑOR ordenó a Moisés para Israel. Esfuérzate y sé valiente, no temas ni te acobardes.
Disponed ahora vuestro corazón y vuestra alma para buscar al SEÑOR vuestro Dios; levantaos, pues, y edificad el santuario del SEÑOR Dios, para que traigáis el arca del pacto del SEÑOR y los utensilios sagrados de Dios a la casa que se ha de edificar para el nombre del SEÑOR.
Jahat era el primero, Zina el segundo; mas Jeús y Bería no se multiplicaron en hijos, por lo cual fueron contados por casa paterna.
Asimismo para los panes de la proposición, y para la flor de harina para el sacrificio, y para las hojuelas sin levadura, y para lo que se prepara en sartén, y para lo tostado, y para toda medida y cuenta;
y para ofrecer todos los holocaustos a Jehová los sábados, lunas nuevas y fiestas solemnes, por número, conforme se les había ordenado, continuamente delante de Jehová.
Puesto que se encontraron más hombres principales entre los descendientes de Eleazar que entre los descendientes de Itamar, los dividieron así: de los descendientes de Eleazar, dieciséis jefes de casas paternas, y ocho de los descendientes de Itamar según sus casas paternas.
De éstos se hizo la distribución de los porteros, por los principales de los varones de la guardia contra sus hermanos de dos en dos, para ministrar en la Casa del SEÑOR.
Para Supim y Hosa {les tocó} la del occidente, junto a la puerta de Salequet, en el camino de subida. Guardia con guardia se correspondían:
De los hebronitas, Jerías era el principal entre los hebronitas repartidos en sus generaciones paternas. En el año cuarenta del reinado de David se buscaron, y se hallaron entre ellos valientes de gran valor en Jazer de Galaad.
Entonces el rey David se puso en pie y dijo: Escuchadme, hermanos míos y pueblo mío; {había} pensado edificar una casa permanente para el arca del pacto del SEÑOR y para estrado de nuestro Dios. Así había hecho arreglos para edificar{la.}
Sin embargo, el SEÑOR, Dios de Israel, me escogió de toda la casa de mi padre para ser rey de Israel para siempre. Porque El escogió a Judá para ser jefe; y de la casa de Judá, la casa de mi padre; y entre los hijos de mi padre, El se agradó de mí para hacer{me} rey sobre todo Israel.
y de todos mis hijos (porque el SEÑOR me ha dado muchos hijos,) eligió a mi hijo Salomón para que él se siente en el trono del reino del SEÑOR sobre Israel.
Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare á poner por obra mis mandamientos y mis juicios, como aqueste día.
Todas estas cosas, dijo David, se me han representado por la mano de Jehová que me hizo entender todas las obras del diseño.
Entonces David dijo a su hijo Salomón: Esfuérzate, sé valiente y haz {la obra;} no temas ni te acobardes, porque el SEÑOR Dios, mi Dios, está contigo. El no te fallará ni te abandonará, hasta que toda la obra del servicio de la casa del SEÑOR sea acabada.
Y cado uno dio las piedras preciosas con que se halló para el tesoro de la casa del SEÑOR, en mano de Jehiel, el gersonita.
Y se alegró el pueblo de haber contribuido de su voluntad; porque con perfecto corazón ofrecieron voluntariamente al SEÑOR.
Asimismo el rey David se alegró mucho, y bendijo al SEÑOR delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh SEÑOR, Dios de Israel, nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.
Yo sé, oh Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto; y ahora he visto con alegría que tu pueblo, que aquí se ha hallado ahora, ha dado liberalmente.
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