'Siguieron' en la Biblia
Se levantó entonces Rebeca y sus mozas, y subieron sobre los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue.
Y partieron, y el terror de Dios fue sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no siguieron tras los hijos de Jacob.
Y caminando ellos, llegaron al monte, y estuvieron allí tres días, hasta que los que los seguían se hubiesen vuelto; y los que los siguieron, buscaron por todo el camino, mas no los hallaron.
Y los de Hai hirieron de ellos como treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los rompieron en la bajada: por lo que se disolvió el corazón del pueblo, y vino a ser como agua.
Y todo el pueblo que estaba en Hai se juntó para seguirlos; y siguieron a Josué, siendo así arrancados de la ciudad.
Y los entregó Jehová en manos de Israel, los cuales los hirieron y siguieron hasta Sidón la grande, y hasta Misrefotmaim, y hasta el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta que no les dejaron ninguno.
Y saqué a vuestros padres de Egipto: y como llegaron al mar, los egipcios siguieron a vuestros padres hasta el Mar Rojo con carros y caballería.
Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron, y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies.
Y juntándose los de Israel, de Neftalí, y de Aser, y de todo Manasés, siguieron a los madianitas.
Y tomaron dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb: y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb: y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.
Y le dieron setenta piezas de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron.
Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza de modo que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.
Y cuando ya se habían alejado de la casa de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaía, se juntaron, y siguieron a los hijos de Dan.
Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Betcar.
y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
Y se habían llevado cautivas a las mujeres que estaban en ella. Pero no mataron a nadie, ni pequeño ni grande, sino se los habían llevado, y siguieron su camino.
Mas Joab y Abisai siguieron a Abner; y se puso el sol cuando llegaron al collado de Amma, que está delante de Gía, junto al camino del desierto de Gabaón.
Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel, y Bet-maaca y todos los de Barim; y se juntaron, y lo siguieron también.
Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí, todo el camino estaba lleno de vestiduras y enseres que los sirios habían arrojado con la premura. Y volvieron los mensajeros, y lo hicieron saber al rey.
Y desecharon sus estatutos, y su pacto que Él había hecho con sus padres, y sus testimonios que Él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las gentes que estaban alrededor de ellos, de las cuales les había Jehová mandado que no hiciesen a la manera de ellas.
Y los filisteos siguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron los filisteos a Jonatán, y a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.
Pero aún siguieron pecando contra Él, provocando al Altísimo en el desierto.
Ellos entonces, dejando luego las redes, le siguieron.
Y ellos, dejando luego la barca y a su padre, le siguieron.
Y cuando Él hubo entrado en una barca, sus discípulos le siguieron.
Y partiendo Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.
Entonces Jesús, teniendo compasión de ellos, tocó sus ojos, y al instante sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.
Y dejando al instante sus redes, le siguieron.
Y salió Él de allí y vino a su tierra, y le siguieron sus discípulos.
Y cuando trajeron las barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron.
Y cuando la gente lo supo, le siguieron; y Él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.
Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.
Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.
Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.
Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los religiosos prosélitos siguieron a Pablo y a Bernabé; quienes hablándoles, les persuadían a que permaneciesen en la gracia de Dios.