156 casos en 6 traducciones

'Tú' en la Biblia

Entonces sus siervos le dijeron: Que se busque para mi señor el rey una joven virgen para que atienda al rey y sea quien lo cuide; que ella se acueste en tu seno y entrará en calor mi señor el rey.

Ven pues ahora, y toma mi consejo, para que libres tu vida, y la vida de tu hijo Salomón.

Ve, y preséntate ante el rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no has jurado a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué pues reina Adonías?

Y estando aún hablando con el rey, yo entraré tras ti, y confirmaré tus razones.

Y ella le respondió: Señor mío, juraste a tu sierva por el SEÑOR tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono;

y he aquí ahora Adonías reina; y , mi señor rey, hasta ahora no lo sabes.

Ha sacrificado bueyes, y animales engordados, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, y a Abiatar, el sacerdote, y a Joab general del ejército; mas a Salomón tu siervo no ha convidado.

Y dijo Natán: Rey señor mío, ¿has dicho : Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?

Mas ni a mí tu siervo, ni a Sadoc, el sacerdote, ni a Benaía hijo de Joiada, ni a Salomón tu siervo, ha convidado.

¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin haber declarado a tu siervo quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de él?

que como yo te he jurado por el SEÑOR Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.

Estando aún él hablando, he aquí Jonatán hijo de Abiatar sacerdote vino, al cual dijo Adonías: Entra, porque eres hombre de esfuerzo, y traerás buenas nuevas.

Y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.

Y envió el rey Salomón, y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó al rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.

Guarda la ordenanza del SEÑOR tu Dios, andando en sus caminos, y guardando sus estatutos y mandamientos, y sus derechos, y sus testimonios de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que tengas entendimiento en todo lo que hicieres, y en todo aquello que emprendieres;

Y ya sabes lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner, y a Amasa hijo de Jeter, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en sus zapatos que tenía en sus pies.

pues harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz.

Mas a los hijos de Barzilai, el galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron así a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano.

Entonces Adonías hijo de Haguit vino a Betsabé madre de Salomón; y ella dijo: ¿Es tu venida de paz? Y él respondió: Sí, de paz.

Y él dijo: sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro, para que yo reinara; mas el reino fue traspasado, y vino a mi hermano; porque por el SEÑOR era suyo.

El entonces dijo: Yo te ruego que hables al rey Salomón (porque él no te hará volver tu rostro) para que me dé a Abisag, la sunamita por mujer.

Y ella dijo: Dese Abisag, la sunamita por mujer a tu hermano Adonías.

Y a Abiatar, el sacerdote dijo el rey: Vete a Anatot a tus heredades, que eres digno de muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca del Señor DIOS delante de David mi padre, y además has sido afligido en todas las cosas en que fue afligido mi padre.

porque sabe de cierto que el día que salieres, y pasares el arroyo de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza.

Y Simei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.

Entonces el rey envió, e hizo venir a Simei, y le dijo: ¿No te conjuré yo por el SEÑOR, y te protesté, diciendo: El día que salieres, y fueres acá o allá, sabe de cierto que has de morir? Y me dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco.

Dijo además el rey a Simei: sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; el SEÑOR pues, ha tornado el mal sobre tu cabeza.

Y Salomón dijo: hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, según la manera que él anduvo delante de ti con verdad, con justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y le has guardado ésta tu grande misericordia, que le diste hijo que se sentara en su trono, como sucede en este día.

Ahora pues, SEÑOR Dios mío, me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy muy joven, que no sé cómo entrar ni salir.

Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual elegiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.

he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como , ni después de ti se levantará otro como .

Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria; tal, que entre los reyes ninguno haya como en todos tus días.

Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.

Y se levantó a medianoche, y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y me puso a mi lado su hijo muerto.

Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.

El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.

sabes como mi padre David no pudo edificar casa al nombre del SEÑOR su Dios, por las guerras que le cercaron, hasta que el SEÑOR puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.

Yo por tanto he determinado ahora edificar Casa al nombre del SEÑOR mi Dios, como el SEÑOR lo habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, que yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre.

Manda pues ahora que me corten cedros del Líbano; y mis siervos estarán con los tuyos, y yo te daré por tus siervos el salario que dijeres; porque sabes bien, que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios.

Y envió Hiram {respuesta} a Salomón, diciendo: He oído {el mensaje} que me enviaste; haré lo que quieras en cuanto a las maderas de cedro y de ciprés.

Mis siervos la llevarán desde el Líbano al mar; y yo la pondré en balsas por el mar hasta el lugar que me señalares, y allí se desatará, y la tomarás; y también harás mi voluntad, en dar de comer a mi familia.

Esta Casa que edificas, si anduvieres en mis estatutos, e hicieres mis derechos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo tendré firme contigo mi palabra que hablé a David tu padre;

Yo he edificado casa por morada para ti, asiento en que habites para siempre.

Mas el SEÑOR dijo a David mi padre: En cuanto a haber tenido en el corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal voluntad;

pero no edificarás la Casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará Casa a mi nombre.

dijo: SEÑOR Dios de Israel, no hay Dios como , ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti de todo su corazón;

que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le dijiste; lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como lo muestra este día.

Ahora pues, el SEÑOR Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No faltará varón de ti delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, que anden delante de mí como has andado delante de mí.

Ahora pues, oh Dios de Israel, que sea firme tu palabra que dijiste a tu siervo David mi padre.

Con todo, atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh SEÑOR Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti;

que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo hará en este lugar.

Oirás pues la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oraren en este lugar, también lo oirás en el lugar de tu habitación, desde los cielos; que oigas y perdones.

Cuando alguno hubiere pecado contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta Casa;

oirás desde el cielo, y obrarás, y juzgarás a tus siervos, condenando al impío, dando su camino sobre su cabeza, y justificando al justo, dándole conforme a su justicia.

Cuando tu pueblo Israel hubiere caído delante de sus enemigos, por haber pecado contra ti, y a ti se volvieren, y confesaren tu nombre, y oraren, y te rogaren con humildad en esta Casa;

los oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres.

Cuando el cielo se cerrare, y no haya lluvias, por haber pecado contra ti, y te rogaren en este lugar, y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los hubieres afligido;

oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad.

toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga de su corazón, y extendiere sus manos a esta Casa;

oirás en los cielos, en la habitación de tu morada, y perdonarás, y obrarás, y darás a cada uno conforme a todos sus caminos, cuyo corazón conoces (porque sólo conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);

para que te teman todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra que diste a nuestros padres.

Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu nombre,

(porque habrán oído de tu gran nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta Casa;

oirás desde los cielos, en la habitación de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta Casa que yo edifiqué.

Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que los enviares, y oraren al SEÑOR hacia la ciudad que elegiste, y hacia la Casa que yo edifiqué para tu nombre,

Si hubieren pecado contra ti (porque no hay hombre que no peque) y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautiven y lleven a tierra enemiga, sea lejos o cerca,

y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti hacia su tierra, que diste a sus padres, hacia la ciudad que elegiste y la Casa que yo he edificado a tu nombre;

oirás en los cielos, en la habitación de tu morada, su oración y su súplica, y les harás derecho;

y perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus rebeliones con que se habrán rebelado contra ti; y harás que hagan con ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos;

porque ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.

Que tus ojos estén abiertos a la oración de tu siervo, y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo que te invocaren;

pues que los apartaste para ti por tu heredad de todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por mano de Moisés tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor DIOS.

Y le dijo el SEÑOR: Yo he oído tu oración y tu ruego, que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta Casa que has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

Y si anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en rectitud, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis derechos,

yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará de ti varón en el trono de Israel.

Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus palabras y de tu sabiduría;

mas yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto, que ni aun se me dijo la mitad. Tu sabiduría y bien es mayor que la fama que yo había oído.

Bienaventurados tus varones, bienaventurados éstos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.

El SEÑOR tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque el SEÑOR ha amado siempre a Israel, y te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.

Y dijo el SEÑOR a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé el reino de ti, y lo entregaré a tu siervo.

Pero no lo haré en tus días, por amor de David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo.

Sin embargo no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor de David mi siervo, y por amor de Jerusalén que yo he elegido.

Y le respondió Faraón: ¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo, que procuras irte a tu tierra? Y él respondió: Nada; con todo, te ruego que me dejes ir.

Yo pues te tomaré a ti, y reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey sobre Israel.

Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos.

Y ellos le hablaron, diciendo: Si fueres hoy siervo de este pueblo, y lo sirvieres, y respondiéndole buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre.

Y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?

Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le respondieron, diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo; mas disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre.

Y cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No hay heredad en el hijo de Jessé. ¡Israel, a tus estancias! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus estancias.

Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues a la faz del SEÑOR tu Dios, y ora por mí, que mi mano me sea restituida. Y el varón de Dios oró a la faz del SEÑOR, y la mano del rey se le recuperó y se tornó como antes.

Mas el varón de Dios dijo al rey: Si me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar;

Y yendo tras el varón de Dios, le halló que estaba sentado debajo de un alcornoque; y le dijo: ¿Eres el varón de Dios que viniste de Judá? Y él dijo: Yo soy.

Y el otro le dijo: Yo también soy profeta como , y un ángel me ha hablado por palabra del SEÑOR, diciendo: Vuélvele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero le mintió.

y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo el SEÑOR: Por cuanto has sido rebelde al dicho del SEÑOR, y no guardaste el mandamiento que el SEÑOR tu Dios te había mandado,

sino que volviste, y comiste del pan y bebiste del agua en el lugar donde el SEÑOR te había dicho, que ni comieras pan, ni bebieras agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.

Y toma en tu mano diez panes, y turrones, y una vasija de miel, y ve a él; para que te declare lo que ha de ser de este niño.

y rompí el reino de la casa de David, y te lo entregué a ti; y no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos;

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