70 casos

'Venía' en la Biblia

Y venía Isaac del pozo del Viviente que me ve; porque él habitaba en la tierra del mediodía;

Y alzando Jacob sus ojos miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas.

Y vino Jacob sano a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y se asentó delante de la ciudad.

Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto.

Y toda la tierra venía a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José al mediodía, porque habían oído que allí habían de comer pan.

Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén.

Y cuando venía Moisés delante del SEÑOR para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, hablaba con los hijos de Israel lo que le era mandado;

Y oyendo el cananeo, el rey de Arad, el cual habitaba al mediodía, que venía Israel por el camino de los centinelas, peleó con Israel, y tomó de él prisioneros.

Y oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al término de Arnón, que está al límite de su territorio.

Mas su padre y su madre no sabían que esto venía del SEÑOR, y que él buscaba ocasión contra los filisteos; porque en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.

Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un cachorro de león que venía bramando hacia él.

Y he aquí un hombre viejo, que a la tarde venía del campo de trabajar; el cual era también del monte de Efraín, y moraba como peregrino en Gabaa, pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Jemini ( Benjamín ).

Y cuando venía el día, Elcana sacrificaba, y daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.

Era la costumbre de los sacerdotes con el pueblo que , cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne estaba a cocer, trayendo en su mano un garfio de tres ganchos;

y hería con él en la caldera, o en la olla, o en el caldero, o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían a todo israelita que venía a Silo.

Asimismo, antes de quemar el sebo, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que ase para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.

Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él, y el Espíritu de Dios lo arrebató, y profetizó entre ellos.

Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las palabras de los varones de Jabes.

Y habiendo visto que Nahas rey de lo hijos de Amón venía contra vosotros, me dijisteis: No, sino rey reinará sobre nosotros; siendo vuestro Rey el SEÑOR vuestro Dios.

Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho ; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.

Y cuando él acababa de hacer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl le salió a recibir para saludarle.

Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y se presentó por cuarenta días.

Y David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor en las ovejas de su padre, y venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,

Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.

David, por tanto envió espías, y entendió por cierto que Saúl venía.

Y hería David la tierra, y no dejaba a vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas y las vacas y los asnos y los camellos y las ropas; y volvía, y se venía a Aquis.

Absalón huyó luego . Entre tanto , alzando sus ojos el joven que estaba en atalaya, miró, y he aquí mucho pueblo que venía a sus espaldas por el camino de hacia el monte.

Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino de la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba a sí, y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.

Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.

El atalaya dio luego voces, y lo hizo saber al rey. Y el rey dijo: Si es solo, buenas nuevas trae. En tanto que él venía acercándose,

Porque el rey tenía la flota del mar en Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos.

Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los suministraban por mano de ellos a todos los reyes de los heteos, y de Siria.

E hirió cada uno al que venía contra sí; y huyeron los sirios, siguiéndolos los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.

Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer principal, la cual le constriñó a que comiese del pan; y así cuando pasaba por allí, venía a su casa a comer del pan.

Y siguió Giezi a Naamán; y cuando Naamán le vio que venía corriendo tras él, descendió del carro para recibirle, y dijo: ¿No hay paz?

Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel, vio la cuadrilla de Jehú, que venía, y dijo: Yo veo una cuadrilla. Y Joram dijo: Toma uno de a caballo, y envía a reconocerlos, y que les diga: ¿Hay paz?

Y cuando veían que había mucho dinero en el arca, venía el notario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero que hallaban en el templo del SEÑOR, y lo guardaban.

Y Urías el sacerdote edificó el altar; conforme a todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco, así lo hizo el sacerdote Urías, entre tanto que el rey Acaz venía de Damasco.

Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un grande ejército, como ejército de Dios.

Y el peso de oro que venía a Salomón cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro,

con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo; mas el pueblo que venía con él de Egipto, no tenía número; a saber , de libios, suquienos, y etíopes.

Pero esto venía de Dios, para que Ocozías fuese hollado viniendo a Joram; porque siendo venido, salió con Joram a encontrarse con Jehú hijo de Nimsi, al cual el SEÑOR había ungido para que talase la casa de Acab.

Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al magistrado del rey por mano de los levitas, cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y la vaciaban, y la volvían a su lugar; y así lo hacían cada día, y recogían mucho dinero;

entonces la joven venía así al rey; todo lo que ella decía se le daba, para venir con ello de la casa de las mujeres hasta la casa del rey.

Ella venía a la tarde, y a la mañana se volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería, y era llamada por nombre.

La bendición del que se iba a perder venía sobre mí; y al corazón de la viuda daba alegría.

Y si alguno venía a verme, hablaba mentira; su corazón amontonaba iniquidad; y salido fuera, la hablaba.

Y aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia del SEÑOR, a todo el pueblo de Jerusalén, y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén.

Y todo el ejército de los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros de Jerusalén en derredor.

Y miré, y he aquí un viento tempestuoso venía del aquilón, y una gran nube, y un fuego que venía revolviéndose, y tenía en derredor suyo un resplandor, y en medio de él, en medio del fuego una cosa que parecía como de ámbar,

Y he aquí la Gloria del Dios de Israel, que venía hacia el oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.

Y estando yo considerando, he aquí un macho cabrío venía de la parte del poniente sobre la faz de toda la tierra, el cual no tocaba la tierra; y tenía aquel macho cabrío un cuerno notable entre sus ojos.

Y cargaron a uno que pasaba, (Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo), para que llevase su madero.

Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Defiéndeme de mi adversario.

Y llevándole, tomaron a un Simón cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima el madero para que la llevase tras Jesús.

Este, cuando oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a él, y le rogaba que descendiese, y sanase a su hijo, porque se comenzaba a morir.

Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a recibirle; mas María se estuvo en la casa.

El siguiente día, la multitud que había venido al día de la Fiesta, cuando oyeron que Jesús venía a Jerusalén,

Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en rapto de entendimiento una visión: un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por los cuatro cabos era bajado del cielo, y venía hasta mí.

Pero ellos estaban esperando cuándo se había de hinchar, o caer muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, mudados, decían que era un dios.

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