'Cabeza' en la Biblia
Mas tú, el SEÑOR, eres escudo por mí; mi gloria, y el que ensalza mi cabeza.
Su trabajo se tornará sobre su cabeza, y su agravio descenderá sobre su mollera.
Por tanto le adelantarás en bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
Todos los que me ven, escarnecen de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; ungiste mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en derredor mío; y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y alabaré al SEÑOR.
Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.
Porque me han cercado males hasta no haber cuanto; me han asido mis iniquidades, y no puedo ver; se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Nos pusiste por proverbio entre los gentiles, por movimiento de cabeza en los pueblos.
Mío es Galaad, y mío es Manasés; y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá, mi legislador;
Hiciste subir varón sobre nuestra cabeza; entramos en fuego y en aguas, y nos sacaste a abundancia.
Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la cabelluda mollera del que camina en sus pecados.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; se han fortalecido mis enemigos, los que me destruyen sin por qué; entonces devolví lo que no hurté.
Porque he aquí que braman tus enemigos; y tus aborrecedores han alzado cabeza.
Mío será Galaad, mío será Manasés; y Efraín será la fortaleza de mi cabeza; Judá será mi legislador;
Yo he sido para ellos objeto de oprobio; me miraban, y meneaban su cabeza.
Juzgará en los gentiles, los llenará de cuerpos muertos; herirá la cabeza sobre mucha tierra.
Del arroyo beberá en el camino; por lo cual levantará su cabeza.
La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo.
Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende sobre el borde de sus vestiduras;
Oh DIOS el Señor, fortaleza de mi salud, cubre mi cabeza el día de las armas.
En cuanto a la cabeza de los que me cercan, la perversidad de sus labios la cubra.
Que me hiera el justo con misericordia, y que me reprenda; y halago de príncipe inicuo no unte mi cabeza; porque aun mi oración será contra sus males.