'Cuatrocientos' en la Biblia
Y vivió Arphaxad, después que engendró á Sala, cuatrocientos y tres años, y engendró hijos é hijas.
Y vivió Sala, después que engendró á Heber, cuatrocientos y tres años, y engendró hijos é hijas.
Y vivió Heber, después que engendró á Peleg, cuatrocientos y treinta años, y engendró hijos é hijas.
Entonces dijo á Abram: Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá á los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años.
Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata: ¿qué es esto entre mí y ti? entierra pues tu muerto.
Entonces Abraham se convino con Ephrón, y pesó Abraham á Ephrón el dinero que dijo, oyéndolo los hijos de Heth, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
Y los mensajeros volvieron á Jacob, diciendo: Vinimos á tu hermano Esaú, y él también vino á recibirte, y cuatrocientos hombres con él.
Y ALZANDO Jacob sus ojos miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él: entonces repartió él los niños entre Lea y Rachêl y las dos siervas.
El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto, fué cuatrocientos treinta años.
Y pasados cuatrocientos treinta años, en el mismo día salieron todos los ejércitos de Jehová de la tierra de Egipto.
Y el metal de la ofrenda fue setenta talentos, y dos mil cuatrocientos siclos;
Los contados de ellos, de la tribu de Issachâr, cincuenta y cuatro mil y cuatrocientos.
Los contados de ellos, de la tribu de Zabulón, cincuenta y siete mil y cuatrocientos.
Los contados de ellos, de la tribu de Benjamín, treinta y cinco mil y cuatrocientos.
Los contados de ellos, de la tribu de Nephtalí, cincuenta y tres mil y cuatrocientos.
Y su hueste, con sus contados, cincuenta y cuatro mil y cuatrocientos:
Y su hueste, con sus contados, cincuenta y siete mil y cuatrocientos.
Todos los contados en el ejército de Judá, ciento ochenta y seis mil y cuatrocientos, por sus escuadrones, irán delante.
Todos los contados en el ejército de Rubén, ciento cincuenta y un mil cuatrocientos y cincuenta, por sus escuadrones, irán los segundos.
Y su hueste, con los contados de ellos, treinta y cinco mil y cuatrocientos.
Y su hueste, con los contados de ellos, cincuenta y tres mil y cuatrocientos.
Cada plato de ciento y treinta siclos, cada jarro de setenta: toda la plata de los vasos, dos mil y cuatrocientos siclos, al siclo del santuario.
Todas las familias de los Suhamitas, por sus contados, sesenta y cuatro mil y cuatrocientos.
Estas son las familias de los hijos de Aser, por sus contados, cincuenta y tres mil y cuatrocientos.
Estas son las familias de Nephtalí por sus familias; y sus contados, cuarenta y cinco mil y cuatrocientos.
Y los principales de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de á pie que sacaban espada.
Y fueron contados los varones de Israel, fuera de Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban espada, todos estos hombres de guerra.
Y juntáronse con él todos los afligidos, y todo el que estaba adeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fué hecho capitán de ellos: y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
Entonces David dijo á sus hombres: Cíñase cada uno su espada. Y ciñóse cada uno su espada: también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.
Y David siguió el alcance con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor.
E hiriólos David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente: y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos mancebos, que habían subido en camellos y huyeron.
Y FUÉ en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, en el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziph, que es el mes segundo, que él comenzó á edificar la casa de Jehová.
Los cuales fueron á Ophir, y tomaron de allí oro, cuatrocientos y veinte talentos, y trajéronlo al rey Salomón.
Y juntó Salomón carros y gente de á caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalem.
Envía pues ahora y júntame á todo Israel en el monte de Carmelo, y los cuatrocientos y cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de los bosques, que comen de la mesa de Jezabel.
Y Elías tornó á decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos y cincuenta hombres.
Entonces el rey de Israel juntó los profetas, como cuatrocientos hombres, á los cuales dijo: ¿Iré á la guerra contra Ramoth de Galaad, ó la dejaré? Y ellos dijeron: Sube; porque el Señor la entregará en mano del rey.
Además Joas rey de Israel tomó á Amasías rey de Judá, hijo de Joas hijo de Ochôzías, en Beth-semes: y vino á Jerusalem, y rompió el muro de Jerusalem desde la puerta de Ephraim hasta la puerta de la esquina, cuatrocientos codos.
Y hallóse en todo Israel que sacaban espada, once veces cien mil; y de Judá cuatrocientos y setenta mil hombres que sacaban espada.
Y juntó Salomón carros y gente de á caballo; y tuvo mil y cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalem.
Porque Hiram le había enviado navíos por mano de sus siervos, y marineros diestros en la mar, los cuales fueron con los siervos de Salomón á Ophir, y tomaron de allá cuatrocientos y cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón.
Entonces ordenó Abías batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra valerosos y escogidos: y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
Entonces el rey de Israel juntó cuatrocientos profetas, y díjoles: ¿Iremos á la guerra contra Ramoth de Galaad, ó estaréme yo quieto? Y ellos dijeron: Sube, que Dios los entregará en mano del rey.
Y Joas rey de Israel prendió en Beth-semes á Amasías rey de Judá, hijo de Joas hijo de Joachâz, y llevólo á Jerusalem: y derribó el muro de Jerusalem desde la puerta de Ephraim hasta la puerta del ángulo, cuatrocientos codos.
Todos los vasos de oro y de plata, cinco mil y cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbassar con los que subieron del cautiverio de Babilonia á Jerusalem.
Los hijos de Adin, cuatrocientos cincuenta y cuatro;
Sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos y veinte.
Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos; y machos de cabrío en expiación por todo Israel, doce, conforme al número de las tribus de Israel.
Camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos y veinte.
Todos los hijos de Phares que moraron en Jerusalem, fueron cuatrocientos setenta y ocho hombres fuertes.
Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de hombres como cuatrocientos: el cual fué matado; y todos los que le creyeron fueron dispersos, y reducidos á nada.
Y hablóle Dios así: Que su simiente sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían á servidumbre y maltratarían, por cuatrocientos años.
Y después, como por cuatrocientos y cincuenta años, dió les jueces hasta el profeta Samuel.
Esto pues digo: Que el contrato confirmado de Dios para con Cristo, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
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