'Del' en la Biblia
Y cuando la llevaban, la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Y ella se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?
Y los hijos del cineo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmas con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está al mediodía de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo.
Y el término del amorreo fue desde la subida de Acrabim, desde la piedra, y arriba.
Y el ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres; y dije: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros;
Y cuando el ángel del SEÑOR habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo lloró en alta voz.
Y el pueblo había servido al SEÑOR todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que vivieron largos días después de Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras del SEÑOR, que el había hecho con Israel.
Y murió Josué hijo de Nun, siervo del SEÑOR, siendo de ciento diez años.
Y lo enterraron en el término de su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.
Y los hijos de Israel hicieron lo malo en ojos del SEÑOR, y sirvieron a los baales.
Y el furor del SEÑOR se encendió contra Israel, el cual los entregó en manos de robadores que les robaron, y los vendió en manos de sus enemigos de alrededor; y no pudieron parar más delante de sus enemigos.
Por dondequiera que salían, la mano del SEÑOR era contra ellos para mal, como el SEÑOR había dicho, y como el SEÑOR se lo había jurado; así los afligió en gran manera.
Y tampoco oyeron a sus jueces, sino que fornicaron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; y se apartaron presto del camino en que anduvieron sus padres escuchando los mandamientos del SEÑOR; mas ellos no hicieron así.
Y la ira del SEÑOR se encendió contra Israel, y dijo: Pues que esta gente traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no escuchen mi voz,
para que por ellos probara yo a Israel, si guardarían ellos el camino del SEÑOR andando por él, como sus padres lo guardaron, o no.
Estos, pues, fueron dejados para probar por ellos a Israel, para saber si escucharían los mandamientos del SEÑOR, que él había mandado a sus padres por mano de Moisés.
Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo en ojos del SEÑOR; y olvidados del SEÑOR su Dios, sirvieron a los baales, y a Astarot.
Y la saña del SEÑOR se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.
Y el Espíritu del SEÑOR vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y el SEÑOR entregó en su mano a Cusan-risataim, rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.
Y volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR; y el SEÑOR esforzó a Eglón rey de Moab contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos del SEÑOR.
Y entrando, tocó la trompeta en el monte de Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él del monte, y él iba delante de ellos.
Entonces él les dijo: Seguidme, porque el SEÑOR ha entregado vuestros enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a ninguno.
Mas los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo en ojos del SEÑOR, después de la muerte de Aod.
y yo atraeré a ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos?
Entonces Débora dijo a Barac: Levántate; porque éste es el día en que el SEÑOR ha de entregar a Sísara en tus manos. ¿No ha salido el SEÑOR delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él.
Y el SEÑOR quebrantó a Sísara, y a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie.
Cuando saliste de Seir, oh SEÑOR, cuando te apartaste del campo de Edom, la tierra tembló, y los cielos destilaron, y las nubes gotearon aguas.
Los montes se derritieron delante del SEÑOR, aquel Sinaí, delante del SEÑOR Dios de Israel.
A causa del estruendo de los arqueros, quitado de entre los que sacan las aguas, allí recuentan las justicias del SEÑOR, las justicias de sus aldeas en Israel. Ahora bajará el pueblo del SEÑOR a las puertas.
Ahora ha hecho que el que quedó del pueblo, señoree a los magníficos; el SEÑOR me hizo enseñorear sobre los fuertes.
Príncipes también de Isacar fueron con Débora; y también Isacar, como Barac se puso a pie en el valle. De las divisiones de Rubén son grandes los pensamientos del corazón.
¿Por qué te quedaste entre las majadas, para oír los balidos de los rebaños? De las divisiones de Rubén grandes son los pensamientos del corazón.
Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan ¿por qué se estuvo junto a los navíos? Aser se asentó a la ribera del mar, y en sus quebraduras se quedó.
El pueblo de Zabulón expuso su vida a la muerte, y Neftalí en las alturas del campo.
Maldecid a Meroz, dijo el ángel del SEÑOR; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron en socorro al SEÑOR, en socorro al SEÑOR contra los fuertes.
Mas los hijos de Israel hicieron lo malo en los ojos del SEÑOR; y el SEÑOR los entregó en las manos de Madián por siete años.
Y vino el ángel del SEÑOR, y se sentó debajo del alcornoque que está en Ofra, el cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para hacerlo esconder de los madianitas.
Y el ángel del SEÑOR se le apareció, y le dijo: el SEÑOR es contigo, varón esforzado y valiente.
Y extendiendo el ángel del SEÑOR el canto del bordón que tenía en su mano, tocó en la carne y en los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel del SEÑOR desapareció de delante de él.
Y viendo Gedeón que era el ángel del SEÑOR, dijo: Ay, Señor DIOS, que he visto al ángel del SEÑOR cara a cara.
Y aconteció que la misma noche le dijo el SEÑOR: Toma un toro del hato de tu padre, y otro toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también el bosque que está junto a él;
y edifica altar al SEÑOR tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto sobre la leña del bosque que habrás cortado.
Y el espíritu del SEÑOR se envistió en Gedeón, el cual cuando hubo tocado la trompeta, Abiezer se juntó con él.
Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, asentaron el campamento junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, al otro lado del collado de More, en el valle.
Haz pues ahora pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece, madrugue y vuélvase desde el monte de Galaad. Y se volvieron de los del pueblo veintidós mil; y quedaron diez mil.
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí yo te los probaré; y del que yo te dijere: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te dijere: Este no vaya contigo, el tal no vaya.
Y fue el número de los que lamieron las aguas, llegándola con la mano a la boca, trescientos varones; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas.
Y Madián, y Amalec, y todos los orientales, estaban tendidos en el valle como langostas en muchedumbre, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está a la ribera del mar en multitud.
Y cuando Gedeón oyó la historia del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, que el SEÑOR ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.
Y les dijo: Miradme a mí, y haced como yo hiciere; he aquí que cuando yo llegare al principio del campamento, como yo hiciere, así haréis vosotros.
Llegó pues Gedeón, y los cien varones que llevaba consigo, al principio del campamento, al principio de la vela del medio, despertando solamente los guardias; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos.
Y los tres escuadrones tocaron sus trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y dieron grita: -¡El cuchillo del SEÑOR y el de Gedeón!
Y se estuvieron en sus lugares en derredor del campamento; y todo el campamento fue alborotado, y huyeron gritando.
Y tomaron dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.
Y vino Gedeón al Jordán para pasar, él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados del alcance.
Y Gedeón dijo: Pues cuando el SEÑOR hubiere entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinas y abrojos del desierto.
Y tomó a los ancianos de la ciudad, y espinas y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot.
Y no se acordaron los hijos de Israel del SEÑOR su Dios, que los había librado de todos sus enemigos alrededor;
Y se fue Abimelec hijo de Jerobaal a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo:
Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló varones vacíos y vagabundos, que le siguieron.
Y reunidos todos los señores de Siquem con toda la casa de Milo (la congregación ), fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.
Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó, y les dijo: Oídme, varones de Siquem; que Dios os oiga.
Y el escaramujo respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, y aseguraos debajo de mi sombra; y si no, fuego salga del escaramujo que devore los cedros del Líbano.
Mas lo persiguió Abimelec, delante del cual él huyó; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta.
Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, entraron en la fortaleza del templo del dios Berit.
Mas los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo en los ojos del SEÑOR, y sirvieron a los baales y a Astarot, y a los dioses de Siria, y a los dioses de Sidón, y a los dioses de Moab, y a los dioses de los hijos de Amón, y a los dioses de los filisteos; y dejaron al SEÑOR, y no le sirvieron.
los cuales molieron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo por dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán en la tierra del amorreo, que es en Galaad.
Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron al SEÑOR; y su alma fue angustiada a causa del trabajo de Israel.
Entonces Jefté vino con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo eligió por su cabeza y príncipe; y Jefté habló todas sus palabras delante del SEÑOR en Mizpa.
Pero el SEÑOR Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y los venció; y poseyó Israel toda la tierra del amorreo que habitaba en aquella tierra.
Poseyeron también todo el término del amorreo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
Y el Espíritu del SEÑOR fue sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón.
cualquiera que me saliere a recibir de las puertas de mi casa, cuando volviere de los amonitas en paz, será del SEÑOR, y le ofreceré en holocausto.
Y los galaaditas tomaron los vados del Jordán a Efraín; y era que, cuando alguno de los de Efraín que había huido, decía, ¿pasaré? los de Galaad le preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía, no;
Entonces le decían: Ahora pues, di, Shibolet. Y él decía, Sibolet; porque no podía pronunciarlo así. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a los vados del Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos mil.
Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo en los ojos del SEÑOR; y el SEÑOR los entregó en mano de los filisteos, por cuarenta años.
A esta mujer apareció el ángel del SEÑOR, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y no has tenido hijos; mas concebirás y darás a luz un hijo.
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije.
Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR: Te ruego permitas que te detengamos, y aderezaremos un cabrito que poner delante de ti.
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: Aunque me detengas no comeré de tu pan; mas si quisieres hacer holocausto, sacrifícalo al SEÑOR. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel del SEÑOR.
Entonces dijo Manoa al ángel del SEÑOR: ¿Cómo es tu nombre, para que cuando se cumpliere tu palabra te honremos?
Y el ángel del SEÑOR respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre? No tengo licencia para decírtelo.
Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR subió en la llama del altar a vista de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra sobre sus rostros.
Y el ángel del SEÑOR no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel del SEÑOR.
Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse por veces en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
Mas su padre y su madre no sabían que esto venía del SEÑOR, y que él buscaba ocasión contra los filisteos; porque en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.
Y el Espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y lo despedazó como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no dio a entender a su padre ni a su madre lo que había hecho.
Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león, y he aquí en el cuerpo del león un enjambre de abejas, y un panal de miel.
Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando llegó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo muerto del león.
a los cuales Sansón dijo: Yo os propondré ahora un enigma, el cual si en los siete días del banquete vosotros me declarareis y descubriereis, yo os daré treinta sábanas y treinta mudas de vestidos.
Entonces les dijo: Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días.
Y el Espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y descendió a Ascalón, e hirió a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se fue a casa de su padre.
Y aconteció después de algunos días, que en el tiempo de la siega del trigo, Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer a la cámara. Mas el padre de ella no lo dejó entrar.
Y dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les fue dicho: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos, y quemaron a fuego a ella y a su padre.
Y cuando vino hasta Lehi, los filisteos le salieron a recibir con alarido; y el espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.
Entonces quebró Dios una muela que estaba en la quijada, y salieron de allí aguas, y bebió, y recobró su espíritu, y vivió. Por tanto llamó su nombre de aquel lugar , En-hacore (fuente del que llama ), el cual está en Lehi, hasta hoy.
Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue, y se subió con ellas a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela.
Asió luego Sansón las dos columnas del medio sobre las cuales se sustentaba la casa, y estribó en ellas, la una con la mano derecha, y la otra con la izquierda;
El cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, por lo que tú maldecías oyéndolo yo, he aquí que yo tengo este dinero; yo lo había tomado. Entonces la madre dijo: Bendito seas del SEÑOR, hijo mío.