'Despierta' en la Biblia
Como el águila despierta su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus alas.
Despierta, despierta, Débora; Despierta, despierta, profiere un cántico. Levántate, Barac, y lleva tus cautivos, hijo de Abinoam.
Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, pero no tenía voz ni sentido; y así se había vuelto para encontrar a Eliseo; y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta.
Despierta además el oído de ellos para la corrección, y les dice que se conviertan de la iniquidad.
Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.
Despierta, oh gloria mía; despierta, salterio y arpa; me levantaré de mañana.
Sin delito mío, corren y se aperciben; despierta para ayudarme, y mira.
Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, despierta para castigar a todas las naciones; no tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. (Selah)
Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.
Despierta tu poder delante de Efraín, y de Benjamín, y de Manasés, y ven a salvarnos.
El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.
He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obra despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Y será como el que tiene hambre y sueña, y parece que come; mas cuando despierta, su alma está vacía; o como el que tiene sed y sueña, y parece que bebe; mas cuando se despierta, se halla cansado, y su alma sedienta. Así será la multitud de todas las naciones que pelean contra el monte de Sión.
El Señor Jehová me dio lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al cansado; me despierta mañana tras mañana, despierta mi oído para que oiga como los sabios.
Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; los sedimentos del cáliz de aturdimiento bebiste, los exprimiste.
Despierta, despierta, vístete tu fortaleza, oh Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo.