'Diciendo' en la Biblia
Entonces Adonías hijo de Haguit se enalteció, diciendo: Yo seré rey. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y cincuenta hombres que corriesen delante de él.
Y habló Natán a Betsabé madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías hijo de Haguit, sin saberlo David nuestro señor?
Ve, y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no has jurado tú a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?
Y ella le respondió: Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono;
Y dieron aviso al rey, diciendo: He aquí el profeta Natán; el cual, cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra.
Y el rey juró, diciendo: Vive Jehová, que ha redimido mi alma de toda angustia,
que como yo te he jurado por Jehová Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.
Y allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán por rey sobre Israel; y tocaréis trompeta, diciendo: ¡Viva el rey Salomón!
Y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.
Y fue hecho saber a Salomón, diciendo: He aquí que Adonías tiene miedo del rey Salomón; pues se ha asido de los cuernos del altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo.
Y cuando llegaron los días en que David había de morir, mandó a Salomón su hijo, diciendo:
para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren su camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón, y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón sobre el trono de Israel.
También tienes contigo a Simeí hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová, diciendo: Yo no te mataré a espada.
Y el rey Salomón juró por Jehová, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, que contra su vida ha hablado Adonías esta palabra.
Y fue hecho saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y arremete contra él.
Y entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo: El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino que aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así habló Joab, y así me respondió.
Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simeí huyeron a Aquís, hijo de Maaca, rey de Gat. Y dieron aviso a Simeí, diciendo: He aquí que tus siervos están en Gat.
Entonces el rey envió, e hizo venir a Simeí, y le dijo: ¿No te hice jurar yo por Jehová, y te protesté, diciendo: El día que salieres, y fueres a alguna parte, sabe de cierto que has de morir? Y tú me dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco.
Yo por tanto he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, como Jehová lo habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, que yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre.
Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo:
Y dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que con su boca habló a David mi padre, y con su mano lo ha cumplido, diciendo:
Ahora pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No faltará varón de ti delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, que anden delante de mí como tú delante de mí has andado.
y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:
yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará de ti varón en el trono de Israel.
enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam y toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:
Y ellos le hablaron, diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo, y lo sirvieres, y si les respondieres, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán para siempre.
Y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le respondieron, diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo; mas tú disminúyenos algo; así les hablarás: Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre.
Y al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam; según el rey lo había mandado, diciendo: Volved a mí al tercer día.
y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones.
Y cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.
Pero vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:
Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo:
Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Ésta es la señal de que Jehová ha hablado; he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que está sobre él se derramará.
porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el mismo camino que viniste.
Y el otro le dijo: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Vuélvele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero le mintió.
Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al dicho de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito,
Y puso su cuerpo en su propio sepulcro e hicieron luto por él, diciendo: ¡Ay, hermano mío!
Y sucedió que después de haberlo enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.
Entonces tomando Asa toda la plata y oro que había quedado en los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, los entregó en las manos de sus siervos, y los envió el rey Asa a Benadad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo:
Y vino palabra de Jehová a Jehú hijo de Hanani contra Baasa, diciendo:
Y vino a él palabra de Jehová, diciendo:
Y sucedió que después de muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo daré lluvia sobre la faz de la tierra.
Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová: y el Dios que respondiere por fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
Y ellos tomaron el buey que les fue dado, y lo aprestaron, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Mas no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho.
Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, que dios es; quizá está meditando, o está ocupado, o va de camino; quizá duerme, y hay que despertarle.
Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había venido palabra de Jehová, diciendo: Israel será tu nombre;
Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías, diciendo: Así me hagan los dioses, y así me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.
Y al oírla Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se paró a la puerta de la cueva. Y he aquí vino una voz a él, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?
Y envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo: Así dice Benadad:
Y los jóvenes de los príncipes de las provincias salieron primero. Y había Benadad enviado quien le dio aviso, diciendo: Han salido hombres de Samaria.
Acercándose entonces el varón de Dios al rey de Israel, le habló diciendo: Así dice Jehová: Por cuanto los sirios han dicho, Jehová es Dios de las montañas, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás que yo soy Jehová.
Y como el rey pasaba, él dio voces al rey, y dijo: Tu siervo salió entre la tropa; y he aquí apartándose uno, me trajo a un hombre, diciendo: Guarda a este hombre, y si por alguna razón él llegare a faltar, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata.
Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que ésta; o si mejor te pareciere, te pagaré su valor en dinero.
Y vino Acab a su casa, triste y enojado por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió pan.
Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres de Belial atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo sacaron fuera de la ciudad, y lo apedrearon con piedras, y murió.
Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo:
Y le hablarás diciendo: Así dice Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así dice Jehová: En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre.
De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel.
Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; que Jehová la dará en mano del rey.
Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló, diciendo: He aquí las palabras de los profetas a una boca anuncian al rey el bien; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia el bien.
Pero Sedequías hijo de Quenaana, se acercó, e hirió a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?
Mas el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel.