'Guardaban' en la Biblia
Y cuando la nube se detenía sobre el tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza del SEÑOR y no partían.
Y al mandato del SEÑOR acampaban, y al mandato del SEÑOR partían; guardaban la ordenanza del SEÑOR según el mandato del SEÑOR por medio de Moisés.
Entonces el sacerdote Joiada tomó un arca, y le hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha a la entrada del templo del SEÑOR; y los sacerdotes que guardaban la puerta, ponían allí todo el dinero que se metía en la Casa del SEÑOR.
Y cuando veían que había mucho dinero en el arca, venía el notario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero que hallaban en el templo del SEÑOR, y lo guardaban.
Y cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaron habían sido santificados, y no guardaban entonces sus veces;
Los cuales vinieron a Hilcías, sumo sacerdote, y dieron el dinero que había sido traído a la Casa del SEÑOR, que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, y de todo Judá y Benjamín, habiéndose después vuelto a Jerusalén.
Entonces el rey Darío dio mandamiento, y buscaron en la casa de los libros, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia.
Y los porteros, Acub, Talmón y sus parientes, que guardaban las puertas, {eran} ciento setenta y dos.
Y guardaban la observancia de su Dios, y la observancia de la purificación, y los cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo.
y le había hecho una gran cámara, en la cual antes guardaban el presente, el incienso, los vasos, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores, y a los porteros; y las ofrendas de los sacerdotes.
Los principales guardaban silencio, y su lengua se pegaba a su paladar:
Me escuchaban y esperaban, y guardaban silencio para {oír} mi consejo.
En columna de fuego hablaba con ellos; guardaban sus testimonios, y el derecho que les dio.
Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.
Veía a los prevaricadores, y me carcomía; porque no guardaban tus palabras.