'Hasta' en la Biblia
Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad; porque suya es la sabiduría y el poder.
Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Hasta que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en el cual hay espíritu de los dioses santos, y dije el sueño delante de él, diciendo:
Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.
El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y era visible a toda la tierra;
eres tú mismo, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra.
Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo, y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos;
Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y te harán comer hierba del campo, como a los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da.
Y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo será tu morada, y como a los bueyes te apacentarán: y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da.
En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como las plumas de águila, y sus uñas como de aves.
Y fue echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fue puesto con las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer, como a buey, y su cuerpo fue bañado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios señorea en el reino de los hombres, y que pone sobre él a quien le place.
Entonces el rey, al oír estas palabras, le pesó en gran manera, y sobre Daniel puso cuidado para librarlo; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.
De parte mía es puesta ordenanza, que en todo el señorío de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque Él es el Dios viviente y permanece por la eternidad, y su reino no será destruido, y su señorío permanecerá hasta el fin.
La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue quitada de la tierra; y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.
Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos. Y el Anciano de días se sentó, cuya vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura; su trono era como llama de fuego, y sus ruedas, como fuego ardiente.
Yo entonces miraba a causa de la voz de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miré hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.
Habían también quitado a las otras bestias su dominio, y les había sido dada prolongación de vida hasta cierto tiempo.
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí en las nubes del cielo uno como el Hijo del Hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de días, y le hicieron llegar delante de Él.
hasta tanto que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y vino el tiempo, y los santos poseyeron el reino.
Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo afligirá, y pensará en mudar los tiempos y la ley: y entregados serán en su mano hasta un tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo.
Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio, para que sea destruido y arruinado hasta el extremo;
Hasta aquí fue el fin del asunto. En cuanto a mí, Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.
Y vino hasta el carnero que tenía los dos cuernos, al cual yo había visto que estaba delante del río, y corrió contra él con la ira de su poder.
Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó.
Y oí a un santo que hablaba; y otro de los santos dijo a aquél que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora que pone el santuario y el ejército para ser hollados?
Y él me dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; y el santuario será purificado.
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; la plaza volverá a ser edificada, y el muro, en tiempos angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo del príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra las asolaciones están determinadas.
Y por una semana confirmará el pacto con muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolar, aun hasta una entera consumación; y lo que está determinado se derramará sobre el pueblo asolado.
No comí pan delicado, ni entró carne ni vino en mi boca, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron tres semanas.
Mas los hijos de aquél se airarán y reunirán multitud de grandes ejércitos: y vendrá a gran prisa, e inundará, y pasará, y tornará, y llegará con ira hasta su fortaleza.
Y algunos de los sabios caerán para ser purificados, y limpiados, y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo.
Y el rey hará a su voluntad; y se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo que está determinado se cumplirá.
Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares, en el monte deseable del santuario; y vendrá hasta su fin, y no tendrá quien le ayude.
Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces; mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.
Pero tú Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin: Muchos correrán de un lado a otro, y la ciencia se aumentará.
Y dijo: Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.
Y desde el tiempo que fuere quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días.
Bienaventurado el que espere, y llegue hasta mil trescientos treinta y cinco días.
Pero tú sigue hasta el fin. Porque tú te levantarás y reposarás en tu heredad al fin de los días.