'Hombre' en la Biblia
Su padre nunca lo había contrariado preguntándole: ¿Por qué has hecho esto? Era también hombre de muy hermoso parecer, y había nacido después de Absalón.
Estaba aún hablando, cuando he aquí, llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Y Adonías {le} dijo: Entra, pues tú eres hombre valiente y traerás buenas noticias.
Y Salomón dijo: Si es hombre digno, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; pero si se halla maldad en él, morirá.
Yo voy por el camino de todos {en} la tierra. Sé, pues, fuerte y sé hombre.
para que el SEÑOR cumpla la promesa que me hizo, diciendo: ``Si tus hijos guardan su camino, andando delante de mí con fidelidad, con todo su corazón y con toda su alma, no te faltará hombre sobre el trono de Israel."
Pero ahora, no lo dejes sin castigo, porque eres hombre sabio; sabrás lo que debes hacer con él y harás que desciendan sus canas con sangre al Seol.
Este era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, y su padre era un hombre de Tiro, artífice en bronce; {estaba} lleno de sabiduría, inteligencia y pericia para hacer cualquier obra en bronce. Y él vino al rey Salomón e hizo toda su obra.
toda oración {o} toda súplica que sea hecha por cualquier hombre {o} por todo tu pueblo Israel, conociendo cada cual la aflicción de su corazón, y extendiendo sus manos hacia esta casa,
Cuando pequen contra ti (pues no hay hombre que no peque) y estés airado contra ellos, y los entregues delante del enemigo, y éstos los lleven cautivos a la tierra del enemigo, lejos o cerca,
yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, tal como prometí a tu padre David, diciendo: ``No te faltará hombre sobre el trono de Israel."
Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo:
Y he aquí, un hombre de Dios fue de Judá a Betel por palabra del SEÑOR, cuando Jeroboam estaba junto al altar para quemar incienso.
Y aconteció que cuando el rey oyó la palabra que el hombre de Dios había clamado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, diciendo: ¡Prendedlo! Pero la mano que extendió contra él se secó, de modo que no podía volverla hacia sí.
Y el altar se rompió y las cenizas se derramaron del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por palabra del SEÑOR.
El rey respondió, y dijo al hombre de Dios: Te ruego que supliques al SEÑOR tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. El hombre de Dios suplicó al SEÑOR y la mano del rey le fue restaurada, y quedó como antes.
Entonces el rey dijo al hombre de Dios: Ven conmigo a casa y refréscate, y te daré una recompensa.
Pero el hombre de Dios dijo al rey: Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo, y no comería pan ni bebería agua en este lugar.
Moraba entonces en Betel un anciano profeta; y sus hijos fueron y le contaron todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Betel; las palabras que él había hablado al rey, las contaron también a su padre.
Y su padre les dijo: ¿Por dónde se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde se había ido el hombre de Dios que había venido de Judá.
y fue tras el hombre de Dios; lo halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? Y él respondió: Yo soy.
y él clamó al hombre de Dios que vino de Judá, diciendo: Así dice el SEÑOR: ``Porque has desobedecido el mandato del SEÑOR, y no has guardado el mandamiento que el SEÑOR tu Dios te ha ordenado,
Y cuando el profeta que le había hecho volver del camino {lo} oyó, dijo: Es el hombre de Dios, que desobedeció el mandato del SEÑOR; por tanto el SEÑOR lo ha entregado al león que lo ha desgarrado y matado, conforme a la palabra que el SEÑOR le había hablado.
El profeta levantó el cadáver del hombre de Dios, lo puso sobre el asno y lo trajo. Vino a la ciudad del anciano profeta para hacer duelo por él y enterrarlo.
Y sucedió que después de haberlo enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro donde está enterrado el hombre de Dios; poned mis huesos junto a sus huesos.
Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres hombre de Dios, y que la palabra del SEÑOR en tu boca es verdad.
Y sucedió que a la séptima {vez,} él dijo: He aquí, una nube tan pequeña como la mano de un hombre sube del mar. Y dijo: Sube, {y} di a Acab: ``Prepara {tu carro} y desciende, para que la {fuerte} lluvia no te detenga."
Y mató cada uno a su hombre; los arameos huyeron e Israel los persiguió, y Ben-adad, rey de Aram, escapó a caballo con {algunos} jinetes.
Entonces un hombre de Dios se acercó y habló al rey de Israel, y dijo: Así dice el SEÑOR: ``Porque los arameos han dicho: `El SEÑOR es un dios de los montes, pero no es un dios de los valles; por tanto, entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás que yo soy el SEÑOR.'"
Y cierto hombre de los hijos de los profetas dijo a otro por palabra del SEÑOR: Te ruego que me hieras. Pero el hombre se negó a herirlo.
Entonces halló a otro hombre y le dijo: Te ruego que me hieras. Y el hombre le dio un golpe, hiriéndolo.
Cuando el rey pasaba, clamó al rey y dijo: Tu siervo fue al centro de la batalla; y he aquí, un hombre se apartó {de las filas} y me trajo a uno, y {me} dijo: ``Guarda a este hombre; si por alguna razón llega a faltar, entonces tu vida responderá por su vida o pagarás un talento de plata."
Y él le dijo: Así dice el SEÑOR: ``Porque has dejado salir de {tu} mano al hombre a quien yo había destinado a la destrucción, he aquí, tu vida responderá por su vida y tu pueblo por su pueblo."
Y el rey de Israel dijo a Josafat: Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al SEÑOR, pero lo aborrezco, porque no profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino lo malo. Es Micaías, hijo de Imla. Pero Josafat dijo: No hable el rey así.
Y un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura. Y él dijo a su cochero: Da la vuelta y sácame de la batalla, pues estoy gravemente herido.
A la puesta del sol, pasó un grito por el ejército que decía: Cada hombre a su ciudad y cada uno a su tierra.
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