'Llegaba' en la Biblia
Y Onán sabía que la descendencia no sería suya; y acontecía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba {su semen} en tierra para no dar descendencia a su hermano.
Y por debajo, debajo de su borde, hizo para el altar un enrejado de bronce en forma de red, que llegaba hasta la mitad {del altar.}
La {parte} que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá conforme a sus familias, llegaba hasta la frontera de Edom, hacia el sur, hasta el desierto de Zin al extremo sur.
Descendía de Janoa a Atarot y a Naarat, llegaba a Jericó y salía al Jordán.
La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón conforme a sus familias. Y el territorio de su heredad llegaba hasta Sarid.
Y su límite subía hacia el occidente hasta Marala, tocaba a Dabeset y llegaba hasta el arroyo que está frente a Jocneam.
Y su territorio llegaba hasta Jezreel e {incluía} Quesulot, Sunem,
Y el límite llegaba hasta Tabor, Sahazima y Bet-semes y terminaba en el Jordán; dieciséis ciudades con sus aldeas.
Alamelec, Amad y Miseal; y al occidente llegaba hasta el Carmelo y hasta Sihor-libnat.
Y doblaba hacia el oriente hasta Bet-dagón, y llegaba hasta Zabulón y hacia el norte al valle del Jefte-el hasta Bet-emec y Neiel; entonces continuaba hacia el norte hasta Cabul,
y tornaba de allí este término hacia el occidente a Aznot-tabor, pasando de allí a Hucoc, y llegaba hasta Zabulón por el lado sur, y al occidente colindaba con Aser, y con Judá al Jordán hacia donde nace el sol.
Y cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: que veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegaba a las tiendas, y las hirió de tal manera que cayeron, y las trastornaba de arriba abajo, y las tiendas cayeron.
Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba porciones a Penina su mujer y a todos sus hijos e hijas;
Y llegaba la palabra de Samuel a todo Israel. Y salió Israel para enfrentarse en batalla con los filisteos y acampó junto a Eben-ezer, mientras que los filisteos habían acampado en Afec.
El esperó siete días, conforme al tiempo que Samuel había señalado, pero Samuel no llegaba a Gilgal, y el pueblo se le dispersaba.
Y acontecía que, cuando alguno se llegaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba.
El peso del oro que llegaba a Salomón en un año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro,
El largo de las alas de los querubines era de veinte codos; porque un ala era de cinco codos; la cual llegaba hasta la pared de la Casa; y la otra ala de cinco codos, la cual llegaba al ala del otro querubín.
De la misma manera un ala del otro querubín era de cinco codos; la cual llegaba hasta la pared de la Casa; y la otra ala era de cinco codos, que tocaba el ala del otro querubín.
El peso del oro que llegaba a Salomón en un solo año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro,
Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las jóvenes para venir al rey Asuero, al cabo de haber estado ya doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres (porque así se cumplía el tiempo de sus purificaciones, esto es, seis meses con óleo de mirra, y seis meses con cosas aromáticas y aceites de mujeres),
Y en cada provincia donde el mandamiento del rey y su ley llegaba, tenían los judíos grande luto, ayuno, lloro, y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.
En cada provincia, en cada ciudad y en todo lugar adonde llegaba el mandato del rey y su decreto había alegría y gozo para los judíos, banquete y día festivo. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hicieron judíos, porque había caído sobre ellos el temor de los judíos.
Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.
El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y su vista por toda la tierra;
Y lo vi que llegaba junto al carnero, y se levantó contra él, y lo hirió, y quebró sus dos cuernos, porque en el carnero no había fuerzas para parar delante de él; lo derribó por tanto en tierra, y lo holló; ni hubo quien librara al carnero de su mano.
Y muchos de los que practicaban la magia, juntando {sus} libros, los quemaban a la vista de todos; calcularon su precio y hallaron {que llegaba a} cincuenta mil piezas de plata.
Y aconteció que cuando hacía mi jornada, y llegaba cerca de Damasco, como a mediodía, repentinamente resplandeció del cielo una gran luz que me rodeó;
y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo de hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro.